Aquel empujón no fue una sorpresa, con tan solo encontrarse con la gelida mirada de Veloce podía darse cuenta de su desprecio, menos mal que eso no le quitaba el sueño. — ¿No vas a quitarme la vista de encima entonces?...— se estiró en su lugar llevando ambas manos tras su nuca flexionando sus codos antes de comenzar a andar tras Veloce. — Algún reino lejano, es tiempo de dejar que mi nombre se vuelva nuevamente en un mito, últimamente soy muy solicitada...— resoplo. — Iré a buscar problemas con otras criaturas, los humanos y magos ya me aburrieron. Bueno, excepto tu, eres mi bufón personal o algo así ~
—No me mal entiendas, Blackbird, tomaré lo que es mío eventualmente. Eres una calamidad andando.— Avanzó hacia ella y golpeó su costado al pasar a su lado, para adelantarse y ser quien guiara la travesía. A fin de cuentas, dados sus antecedentes y la traición que cometió al usar su magia sin permiso del Rey, no podía regresar a casa. —¿A dónde pretendes dirigirte ahora?— Aunque el lugar realmente no importaba, Blackbird era una asesina buscada en la mayoría de los reinos conocidos.
Sin querer Veloce abriría el paso para ella. ¿Quién dijo que su suerte no era contagiosa?. Sonrió como si hubiese ganado una batalla y se dió la media vuelta. — Seguramente estarán deseosos de acabar contigo para poder llevarse la recompensa...— en realidad sonaba más a que se burlaba de ella. — ¿Por qué no la cobras tú y ya?. Tan buena rival soy que te cuesta ya sabes...— e hizo un ademán con su pulgar contra su cuello de un lado a otro, simulando un corte.—
Sus gélidas pupilas azules la miraron. Apretó los labios ligeramente. —Mataré a cada uno antes de que siquiera puedan tocarte.— ¿En qué momento se había obsesionado con ella de esa forma?... Mantuvo su vista fija en la asesina. Sonaba más como una guardiana que como una rival.
¿Tanto le costaba ser sincera?. No podía culparla, quién sabe cuántas veces había intentado matarla. — Tienes suerte...muchos la desean así que tendrás mucho trabajo que hacer — canturreo.
Desvió la mirada, incapaz de aceptar algo así frente a quien ha sido su más peligrosa enemiga durante tantos años. —Voy a asegurarme de que nadie reclame tu cabeza. Es algo que a lo que solo yo tengo derecho.
