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Rol por MP.
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Todo el mundo hablaba del libro. Ya no podía pasear tranquilamente por las calles de Londres, no podía ir por una taza de té negro y un banoffee cupcake a Peggy Porschen Cakes en Elbury Street, Londres sin que la reconocieran y exclamaran: "¡Es Viviane, la escritora!". Algunos incluso la seguían durante un rato para atacarla con preguntas sobre aquello que les tormenta: "¿Es cierto que la novela está inspirada en tu vida real amorosa? ¿Tu ex-pareja era realmente un criminal?". Incluso en la cafetería, había clientes que se sentaban con ella a hacerle innumerables preguntas. Incluso, el portero del edificio donde ella vivía, la pescaba saliendo del elevador para preguntarle si habría segunda parte su libro.
Su libro, llamado The Girl in The Bloody Dress; tras dos semanas en las librerías ya prometía llegar a ser el más vendido en el Reino Unido. Tras el famoso bloqueo de escritor que sufrió Viviane después de la muerte de su ex-pareja, volvió a escribir, pero esta vez decidió adentrarse en el mundo de suspenso policiaco. Incluso llegó a leer obras como Los crímenes de la calle Morgue, Estudio en Escarlata, Los perros de Riga y El Estudiante para adentrarse un poco más a este mundo.

El metro se detuvo en la estación Waterloo, que se encontraba en el municipio de Lambeth mientras escuchaba la canción "Gone, gone, gone" de Phillip Phillips. Viviane retiró los audífonos de sus oídos, guardándolos junto con su celular en la pequeña bolsa de su abrigo color vino. Se levantó del asiento dirigiéndose a las puertas del vagón, salió de el en cuanto se abrieron y camino hacia la salida del metro.

Viviane estaba escribiendo la segunda parte de su libro, su agente le pidió por lo menos un adelanto de 3 capítulos como borrador para dentro de dos semanas y como buena escritora, se dedicó a hacer un estudio de lugares; es por eso que viajó al municipio de Lambeth, el segundo más peligroso de todo Londres. Se dirigía al bar The Cavendish Arms, un bar conocido gracias a que criminales iban a apostar jugando pokar, escuchar bandas de rock punk en vivo, intercambiar "mercancía" o simplemente a beber. La calle sobre la que se encontraba dicho par estaba repleta a tantas horas de la noche, habitada por prostitutas vistiendo pequeños vestidos de látex, jóvenes entre 18-22 años bebiendo directamente de una botella de whiskey mientras hacían trucos en sus patinetas, vagabundos husmeando en los botes de basura por algo de comida o incendiándolos para entrar en calor.

Viviane llegó al bar, entró y este estaba decorado con paredes rojas con grandes rosas pintadas en ellas, otras paredes tenían un decorado tipo vintage color negro, la madera del piso era color negro y había montones de sillones color marrón. En el escenario se encontraba una banda de chavos tocando la canción Agent Orange de la banda alemana Sodom.
Visualizo un asiento libre en la barra principal, caminó hacia el mientras gente a su alrededor jugaban cartas, billar, o hacían las típicas "fuerzitas" sobre la mesa. "¿A donde me vine a meter?" pensaba mientras intentaba no dirigirles una mirada de asco o miedo.
Se sentó el en respectivo asiento, pidiéndole al bar tender un caballito de tequila. Sacó su libreta de notas de una bolsa de su abrigo y comenzó a hacer notas sobre el comportamiento de los crimínales que se encontraban ahí.
A Viviane se le antojaba un cigarro mientras tomaba su tequila, buscó su caja de Marlboro en el abrigo, para su suerte estaba ahí y al abrirla, notó que solamente le quedaba uno.
Lo sacó, poniéndoselo en los labios pero se percató de que no cargaba un encendedor.. "Mierda", pensó para sí misma. "Ahora tendré que pedirle prestado uno a alguno de estos rufianes".

A lado de ella se encontraba un hombre de tez blanca, cabello castaño peinado hacia atrás; como si fuera algún modelo rockabilly o algo similar. Era realmente atractivo.
Se percató de que traía un cigarro en los labios mientras revisaba su celular. Ella no quería interrumpirlo, pero no por miedo, más bien por pena. ¿Qué tal si estaba en una conversación íntima con su respectiva novia? ¿O algún otro criminal? Iba a pensar que ella estaba husmeando. Así que sin pensarlo, le tocó el hombro dos veces con su dedo índice para llamar su atención.

– Disculpa, ¿me prestarías tu encendedor? He dejado el mío en casa.