Hoy no fui escritor, fui lector.
Un mero espectador del tránsito y el odio, tan bello y amoroso. Vi entonces como un conocido daba con otro, como coaccionaron, como chocaron y se remendaron.
Cuánto impacto tuvo en mi mente la calma que me ha atontado, siento que se me escurre la paciencia en pensamientos ingratos.