—Solo le vio irse sin dirigirle otra palabra, la personalidad del ángel sin duda estaba totalmente corrupta, eso hizo que su rostro se deformar un poco y una enorme sonrisa apareciera en su rostro —
—Esto es tan placentero...
—El demonio estaba tan excitado que no tardó en llamar varias de sus esclavas sexuales para poder liberar un poco de esta, aunque estaba extasiado por el placer que sentía, en su menta también rondaba aquel pensamiento de querer saber lo que querría ella hacer al venir y amenazarlo de esa manera —
—No tardarían en llegar sus esclavas y comenzar a saciar el apetito sexual del demonio, entre gemidos y gruñioñdos la noche paso hasta la madrugada donde demonio aún insatisfecho seguía mirando por la ventana pensando en las palabras de ella—
—Quizás deberías pensarte mejor lo que dices, "mi amor..." El que haya venido aquí sola, no quiere decir que no haya nadie realmente de mi lado. Pero... Como quieras. —Soltó un suspiro y pasó los dedos por el borde del vaso que el demonio lamió. Lo fue recorriendo sobre la superficie de la mesa hasta dejarlo caer de su orilla.
—Ooops... lo siento... me temo que una de tus putas tendrá que arrodillarse para limpiar... —Sonrió con suficiencia y se encaminó hacia la ventana, desde dónde entró minutos antes. —Cómo gustes... Te diría que le preguntaras a Gabriel cómo fue, pero ya no puede... a menos que puedas hablar con los muertos. —
De golpe, dejó salir de nuevo las alas tras su espalda. Seis en total, negras, brillantes y poderosas.
— Prepárate para entonces... Porque no tendré piedad cuando venga por tu cabeza... —Y se lanzó al vacío, dejando que el viento nocturno le agitara las ropas y el cabello, batiendo luego las alas para emprender el vuelo lejos de aquel sitio.
—Asmodeo revolvía su trago sólo agitando el vaso de forma circular mientras escuchaba hablar a la mujer de un trago bebió todo el contenido de su vaso y con su lengua limpio todo el vaso, cuando escucho la paga que recibiría, solo sonríe mientras acomodaba el vaso en la mesa y le miraba de forma burlona —
—Faith aún no tienes a nadie de tu lado y amenazas a uno de los más grandes duques del infierno ¿Acaso tu arrogancia supera tu razonamiento? No creas por que te coji, me unite sin más a ti, además mi negocios de almas va de maravilla aquí, dime que puedo conseguir algo mejor que esto y quizás lo piense.
—El demonio tomó el vaso que le había ofrecido a ella y se un solo trago tomó todo el contenido de este y al terminar lo rompió, de alguna manera se estaba sacando de quicio —
-Miró el vaso con whisky y enarcó una ceja al dedicarle a la bebida una mirada de desconfianza. Alzó la vista a Asmodeo, pero no hizo el ademán ni se mostró con la mínima intención de volver su atención al vaso.
—Lo sé, sería algo más serio e importante que lo que realmente haces aquí, cogiendo... Digamos que es algo de mayor relevancia. Lo que ganas, es que no corte tu cabeza cuando tenga que arrancarte el mando de tus legiones. —
—¿Prostíbulo? No para nada, esta es una casa del placer pero en fin, me parece mucho más interesante lo que dices ¿Comandar al ejército infernal?.
—Asmodeo se puso de pie y fue a su mini barbpara sacar una botella de su mejor Wiski y dos vasos, los cuales coloco en el escritorio, uno en dirección a ella y él otro para él, sirviendo un poco de Wiski en ambos vasos y ofreciéndole uno para ella—
-No pudo evitar sonreír divertida ante la aseveración de quien fuese antes la razón de su caída. Recargó la cadera en el borde del escritorio y cruzó los brazos frente a su pecho con aire un tanto despreocupado.
—¿Celosa? ¿De mujerzuelas lascivas y vulgares? Oh, no, querido, al contrario. Me causa gracia que te conformes con tan poco... —
Agitó su cabello dorado para reacomodárselo tras la espalda para continuar, manteniendo esa sonrisa confiada en sus labios.
—Créeme que no habría venido a tu... ¿Oficina le llamas? Creí que era un prostíbulo... Por lo menos abre las ventanas para salga ese hedor... en fin... vengo a hacerte una visita formal... puesto que pronto, reuniré a los ejércitos infernales bajo mi mando y vengo a ofrecerte la oportunidad que no todos los duques infernales tendrán... —
—Asmodeo solo reía ante la actitud del ser angelical que estaba frente a él, su modo de actuar era muy distinto al de cuando la conoció y le agradaba, después de todo Asmodeo al igual que muchos demonios disfrutaba de ver seres corrompidos —
—Tranquila, no necesito los halago de una ex que aun se pone celosa de que yo me este divirtiendome con muchos humanos a la vez.
—Con un chasquido las cartas se volvieron un solo maso y comenzaron a barajarse frente a su escrito, el mantenía su mirada fijamente en aquel ángel corrompido por el mismo — —Y dime Faith ¿Que te trae a mi oficina? Las únicas personas que entran aquí solo buscan algo y es placer.
—Fascinantes... Debes estar realmente aburrido para considerar a los humanos fascinantes. Recuerdo no hace mucho, los despreciabas... —
Entonces sucedió. Asmodeo giraba el asiento para encararla y ella, ni se inmutó. Se quedó sentada en el borde de la ventana, retrayendo lentamente las alas emplumadas mientras se cruzaba de piernas y las manos apoyadas en el filo de concreto.
—Me gustaría darte un halago y corresponder de igual manera... —
Dijo finalmente, bajando de un suave salto de la ventana. Las alas se disolvieron en el aire cuales pequeñas partículas de luz dorada-los últimos vestigios de su divinidad- perdiéndose en la noche.
—Pero ahora luces tan... ¿Cómo puedo decirlo? —
Se paseó alrededor del escritorio, tomó una de las cartas que estaban sobre este y tras mirarla, la lanzó de nuevo sobre el juego de solitario, desordenando el resto de las cartas que ya estaban apiladas.
—Hace ya mucho tiempo que no la veía, así que al sentir como aparecía tras él solo le hizo sonreír mientras seguía con su juego de cartas de solitario—
—No diría que patético, hay humanos tan fascinantes que es difícil no ser cautivados por alguno de ellos.
—Dijo el demonio dandose vuelta con su silla de oficina y observando a quien no se aburría de verlo al parecer, con quien tuvo un pasado y no esperaba encontrarse en su presente —
Detrás de él, sentada en el borde de la ventana, la silueta de una fémina de largos cabellos dorados, mecía los pies de adelante a atrás con un aire un tanto infantil. Sonreía divertida, pareciera que veía algo realmente gracioso.
—¿Una humana doblegando a un demonio? oh, por favor... —
Las alas detrás de ella, se agitaron suavemente. Según había perdido sus alas, pero ahora las tenía de vuelta, eran enormes, vastas y negras como la misma noche que enmarcaba el escenario.
—Me hace pensar que ahora sólo eres un... perdedor.—
Remarcó la última palabra con fingida lástima, encogiéndose de hombros cual si de verdad sintiera pena por él.
