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Hades1571289 · M
/ Las mejores noticias de la semana. [?]
As1571691 · M
[ Siguiendo el tema de la campaña, la desplazaré al foro, para continuar con la incursión bélica de la invasión al Inframundo. ]
Hades1571289 · M
Cerca suyo, observaba a Thanatos volver tras recoger las almas de los caídos de ambos ejércitos para ponerlas en las filas de Asfodel a pelear en muerte.
Entonces se decidió. Con su casco en brazo y su espada aún enfundada, se avanzó entre su ejército, justo a la mitad. Ellos hicieron un saludo y abrieron para dejarle cruzar.
Al llegar a la costa, colocó su dedo en su garganta, haciendo retumbar su voz en cada rincón del Inframundo.
— Ares, sobrino. —Mencionó tanto para mostrar cercanía como para recordar que estaba por debajo. — ¿Qué pretendes con esto? ¿Has perdido la cordura? En antaño peleabas como el más sediento guerrero, pero con inteligencia. Eras de admirar. ¡Hoy eres otro dios olímpico berrinchudo, tan parecido a su padre! ¿Qué es lo que deseas? ¿Perséfone? Te la entregaría si pudiera, si tanto deseas su cuerpo. Pero te daré algo mejor. Te doy ahora mismo, la oportunidad de detener este sinsentido. Retira tus tropas y no reclamaré tu cabeza. Mi castigo será piadoso
Entonces se decidió. Con su casco en brazo y su espada aún enfundada, se avanzó entre su ejército, justo a la mitad. Ellos hicieron un saludo y abrieron para dejarle cruzar.
Al llegar a la costa, colocó su dedo en su garganta, haciendo retumbar su voz en cada rincón del Inframundo.
— Ares, sobrino. —Mencionó tanto para mostrar cercanía como para recordar que estaba por debajo. — ¿Qué pretendes con esto? ¿Has perdido la cordura? En antaño peleabas como el más sediento guerrero, pero con inteligencia. Eras de admirar. ¡Hoy eres otro dios olímpico berrinchudo, tan parecido a su padre! ¿Qué es lo que deseas? ¿Perséfone? Te la entregaría si pudiera, si tanto deseas su cuerpo. Pero te daré algo mejor. Te doy ahora mismo, la oportunidad de detener este sinsentido. Retira tus tropas y no reclamaré tu cabeza. Mi castigo será piadoso
Hades1571289 · M
por sus sentimentalismos, Cerbero no se lo perdonaría.
Aún en Asfodel, aguardaban las segundas filas, con Hades. El rey del inframundo estaba de pie, viendo en dirección a la isla donde residía Cerbero. Si volteaba a la izquierda veía a lo lejos las tropas del Campo de los Muertos Vivientes y a la derecha las del Valle de Luto. No podía ver el final de ninguno de los ejércitos, eran enormes.
También veía los ríos, cuya poca usual furia era indicación de que los dioses de cada uno de ellos estaban preparados para la pelea. El resonar de las olas chocando contra la costa se mezclaba con el bullicio de la guerra en la isla: los gritos, el metal de las espadas, el correr de sangre.
Tomó aire. Casi podía oler la sangre proveniente de ambos ejércitos. Hades se encontraba por detrás de todos: tanto el ejército de vivos como el de muertos, pues quería tener una perspectiva completa de su ejército...
Aún en Asfodel, aguardaban las segundas filas, con Hades. El rey del inframundo estaba de pie, viendo en dirección a la isla donde residía Cerbero. Si volteaba a la izquierda veía a lo lejos las tropas del Campo de los Muertos Vivientes y a la derecha las del Valle de Luto. No podía ver el final de ninguno de los ejércitos, eran enormes.
También veía los ríos, cuya poca usual furia era indicación de que los dioses de cada uno de ellos estaban preparados para la pelea. El resonar de las olas chocando contra la costa se mezclaba con el bullicio de la guerra en la isla: los gritos, el metal de las espadas, el correr de sangre.
Tomó aire. Casi podía oler la sangre proveniente de ambos ejércitos. Hades se encontraba por detrás de todos: tanto el ejército de vivos como el de muertos, pues quería tener una perspectiva completa de su ejército...
Hades1571289 · M
El ejército de Cerbero peleaba con brutalidad. La mayor parte de los soldados del ejército vivo eran cambiaformas como el mismo can de 3 cabezas, adoptando apariencias de todo tipo de bestias, pero ninguna era tan imponente y poderosa como el guardián. Cerbero escupía fuego infernal en frente suyo y al aire, en defensa de los ataques recibidos.
Era un guerrero fuerte, quizás el más fuerte que tenía, Hades lo sabía. Sin embargo, no podía quitarse la melancolía profunda que le daba pensar que Cerbero, a quien consideraba un hijo, estaba sufriendo. Pensó en ordenarle retirarse. Hades podía ser cruel y le preocupaban las bajas de su gente pues cada vida significaba una oportunidad menos de ganar, pero Cerbero si que le importaba. El fiel perro de tres cabezas era una de sus compañías constantes, en su pecho sentía una fuerte presión: culpa por poner a un inocente en esa situación. Le dejó pelear. Creado para ser un arma de guerra, si Hades le ordenaba retirarse...
Era un guerrero fuerte, quizás el más fuerte que tenía, Hades lo sabía. Sin embargo, no podía quitarse la melancolía profunda que le daba pensar que Cerbero, a quien consideraba un hijo, estaba sufriendo. Pensó en ordenarle retirarse. Hades podía ser cruel y le preocupaban las bajas de su gente pues cada vida significaba una oportunidad menos de ganar, pero Cerbero si que le importaba. El fiel perro de tres cabezas era una de sus compañías constantes, en su pecho sentía una fuerte presión: culpa por poner a un inocente en esa situación. Le dejó pelear. Creado para ser un arma de guerra, si Hades le ordenaba retirarse...
TycheFortuna · F
Las flechas volaban a la misma velocidad que las flechas de la señora de las bestias, Artemisa, en conjunto con sus fieles cazadoras. Si los soldados enemigos decidían utilizar sus escudos para protegerse del ataque, realmente era una mala idea o deseaban darse unos minutos de masoquismo. La carne de los soldados empezó a arder al rojo vivo, los escudos emanaban un humo blanquecino ¡olía a carne quemada! eran sus antes fuertes antebrazos que eran carne sobre una sartén caliente. Horacio no tenía nada que temer, pues su cohorte se encontraba en un lugar estratégico.
— Vengan Atenea y Ares — ronroneo juntando amabas manos detrás de su espalda — los estaremos esperando.
Y con el mentón desafiante, se sumergió en las sombras de la noche.
— Vengan Atenea y Ares — ronroneo juntando amabas manos detrás de su espalda — los estaremos esperando.
Y con el mentón desafiante, se sumergió en las sombras de la noche.
TycheFortuna · F
las llamas bailaban y se abrían paso con rapidez en el terreno.
— ¿Y ese fuego servirá contra ellos mi general? — pregunto uno de los oficiales.
Horacio volvió la mirada hacia a él con una sonrisa burlesca.
— Esto querido Ilham, es fuego griego, un fuego incontrolable que es capaz de arder en el agua como si esta fuese gasolina ... además — explicó — el rey Hades en conjunto con dea Belona, mezclaron el fuego griego con el fuego que yace en el Inframundo. Todo en esta vida tiene un límite, sí — fijo su vista al frente, contemplando los cielos que ardían como un río de lava — y el fuego arderá imparable el tiempo necesario como para jugar nuestra siguiente pieza. — reprimió una carcajada — No importa que Ares este ahí con ellos, él no podrá apagar este incendió, porqué, desde los tiempos mitológicos, quién controla el fuego de la guerra no es otra quién su hermana melliza ...
— ¿Y ese fuego servirá contra ellos mi general? — pregunto uno de los oficiales.
Horacio volvió la mirada hacia a él con una sonrisa burlesca.
— Esto querido Ilham, es fuego griego, un fuego incontrolable que es capaz de arder en el agua como si esta fuese gasolina ... además — explicó — el rey Hades en conjunto con dea Belona, mezclaron el fuego griego con el fuego que yace en el Inframundo. Todo en esta vida tiene un límite, sí — fijo su vista al frente, contemplando los cielos que ardían como un río de lava — y el fuego arderá imparable el tiempo necesario como para jugar nuestra siguiente pieza. — reprimió una carcajada — No importa que Ares este ahí con ellos, él no podrá apagar este incendió, porqué, desde los tiempos mitológicos, quién controla el fuego de la guerra no es otra quién su hermana melliza ...
TycheFortuna · F
Horacio observaba con deleite aquel escenario contra el perro de tres cabezas, su mano se encontraba suspendida en el aire en un gesto de paz, lo cual, no era más que una vil mentira visual. Su sonrisa se ensancho y entonces su mano descendió a su costado. ¡FLUSH! no una lluvia, no, era una tormenta de flechas con puntas que ardían doradas como los rayos dorados del mismo Apolo, como si fueran un infinito mar de estrellas fugaces. Las primeras oleadas se dirigieron a Atenea mientras está, ingenua luchaba contra el can y entonaba ordenes con voz alta como el escuchar ladridos desde una azotea. Una dos tres oleadas de fuego que iluminó los cielos oscuros del Hades como si todos estuviesen dentro de una chimenea, se incrustaron en las alas del pegaso, en sus patas, en un ojo, la pobre criatura empezó a chillar, a sacudirse, era un caracol al cual le había echado sal encima. Los siguientes ataques cargaron contra los soldados Atenienses y Espartanos ...
SW-User
— ¡NO SON MÁS QUE PUTRIDOS ANIMALES QUE BUSCAN SALVACIÓN! SE HAN ENFRENTADO CON GLORIA ANTE GUERREROS MUCHO MÁS FUERTES, GUERREROS CON VIDA QUE TAMBIÉN TIENEN HONOR ¡SIN PIEDAD, ATAQUEN! — Ante la indicación, las tropas que iban a los laterales comenzaron a avanzar. Sus escudos por delante y sus lanzas sobresaliendo por el borde superior de las mismas. Cuando Ares comenzó a atacar, Atenea no dudó en hacer lo mismo. Descendió lo suficiente, aun montada en el corcel alado y desde las alturas, lanzó su espada, misma que regresaba sin premura a ser empuñada en su mano, mientras tanto, sus guerreros cubrían la retaguardia del ejercito espartano, atravesando la punta de sus lanzas contra aquellos quienes tenían la osadía de lanzarse contra ellos.
SW-User
Mientras su contraparte se encargaba del trabajo sobre los pies de Cerbero, la de ojos glaucos, solemne, se acercó con rapidez tras las flechas que aun estaban a nada de impactarse contra su actual enemigo, así, cuando estas se encajaron con fiereza en su carne, Atenea clavó su espada en uno de los ojos del gigante perro del infierno y se alejó una vez más. — ¡AL PECHO! APUNTAD. . ¡FUEGO! — Una vez más, los soldados atenienses se postraron de rodillas, esta vez, apuntando el arco en dirección al pecho de la estructura corpórea del animal. Lanzaron las flechas y una segunda descarga de energía por parte de ella se vio llegar a las valientes armas. Cuando esto ocurrió, se acercó nuevamente y deslizó el filo de su espada contra el cuello de la cabeza central del can, Pegaso voló de forma recta y así, abrió una cortada que comenzó a derramar su corrompida sangre, empero, no fue suficiente como para decapitarlo.
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