[code]Y una vez más, se desplegaba ese discurso repugnante. ¿Cuántas veces lo escuchó? Había perdido la cuenta hace tantos años.

Su atención hacia la mujer se desvaneció de manera abrupta, y como un reflejo de su trastornado instinto, movió ágilmente su mano izquierda para desenfundar la pistola que ocultaba bajo su saco.– La violencia siempre es la respuesta. Cada muerte es un parásito menos en este mundo.

Curvó sus labios en una mueca irónica para impregnar su expresión de malicia. Y tan pronto como esbozó esa sonrisa maquiavélica, el estruendo de un disparo resonó en el aire.

Fue rápido, sin mostrar ni un ápice de sed de sangre, pero el hombre a sus pies había exhalado su último aliento. La sangre brotó del orificio de la bala y manchó sus zapatos; detalle que no le importó.[/code]