[code]Y tú... No tardarás en aceptar la oscuridad que hay en tu interior, detektiv. –añadió con completa ironía porque terminó percibiendo ese dulzón aroma que desprendía lentamente el cuerpo femenino.
[code]Un río de sangre se cernió sobre el suelo conforme el tiempo transcurría, y su reflejó apareció ante el charco carmín. Sus orbes mantenían la mirada sobre aquel estiércol maloliente; ese inservible costal de carne que perdió el brillo de los ojos en cuestión de segundos.
¿Cuántas veces había observado esa enfermiza escena? Ver su reflejo, oscurecido y rojizo, le indujo un fugaz éxtasis que ahogó con una carcajada.
La violencia es la verdadera naturaleza de la humanidad. –murmuró, con voz ronca y apenas comprensible. Sus palabras resonaron en el aire, llenas de un desdén por la humanidad y sus actos destructivos. Parecía estar confirmando su propia ideología, una que justificaba la violencia y el caos como elementos fundamentales de la existencia humana.[/code]
[code]Se sobresaltó ante el repentino disparo, aunque su entrenamiento y experiencia la ayudaron a reaccionar con rapidez. La mirada fría del hombre y su indiferencia ante la vida humana solo reforzaron su determinación para detenerlo. Sin embargo, la situación ahora era aún más peligrosa, y el instinto de autopreservación se mezcló con su lado oscuro, que de manera casi imperceptible se estaba abriendo camino hacia la superficie.
El sonido del disparo aún resonaba en sus oídos mientras su corazón latía con fuerza.— No eres más que un asesino sin remordimientos. —, murmuró Evelynn mientras reprimía el miedo y el nerviosismo que comenzaban a apoderarse de ella.
— ¿Por qué? ¿Por qué matar a alguien indefenso? —, preguntó en voz alta, no tanto para obtener una respuesta sobre el hombre abatido, sino para expresar su indignación y desconcierto.[/code]
[code]Y una vez más, se desplegaba ese discurso repugnante. ¿Cuántas veces lo escuchó? Había perdido la cuenta hace tantos años.
Su atención hacia la mujer se desvaneció de manera abrupta, y como un reflejo de su trastornado instinto, movió ágilmente su mano izquierda para desenfundar la pistola que ocultaba bajo su saco.– La violencia siempre es la respuesta. Cada muerte es un parásito menos en este mundo.
Curvó sus labios en una mueca irónica para impregnar su expresión de malicia. Y tan pronto como esbozó esa sonrisa maquiavélica, el estruendo de un disparo resonó en el aire.
Fue rápido, sin mostrar ni un ápice de sed de sangre, pero el hombre a sus pies había exhalado su último aliento. La sangre brotó del orificio de la bala y manchó sus zapatos; detalle que no le importó.[/code]
[code]Evelynn sintió una mezcla de repulsión y furia al presenciar la escena desgarradora. El hombre había dejado claro su sadismo y su falta de respeto por la vida humana. Aunque el espectáculo la perturbaba, mantuvo su enfoque en la situación.
— ¡Basta! —, exclamó Evelynn con un tono lleno de indignación, luchando por no caer frente a esa aura siniestra que rodeaba al hombre.— Lo que has hecho aquí es un acto atroz y cobarde. No puedes pretender que tus actos despiadados pasen desapercibidos o que la violencia sea aceptable. —.
Su instinto de justicia y deber la impulsaron a buscar la manera de poner fin a la violencia desatada por aquel hombre, pero debía hacerlo con cautela para asegurarse de no convertirse en una víctima más.[/code]
[code]No pretendo, ya lo insinué... Y sabes muy bien a que me refería. –su mirada descendió lo suficiente como para clavarse en el cuerpo femenino como una daga. Luego, con un rápido vistazo, apreció esas curvas que se delineaban debido a la ropa ajustada que vestía la fémina. En ese instante de deleite, una sonrisa se dibujó en el rostro masculino, erguido y despreocupado, mientras su víctima yacía postrada en un charco de sangre a sus pies.
Era otro hombre, similar a ellos dos en edad. Aunque aún respiraba, el rostro estaba tan desfigurado por los brutales golpes que le habían propinado que era imposible reconocerlo por completo.– Inocentes... ¿Cómo... él? –susurró mientras desviaba la mirada hacia el pobre desgraciado que yacía inerte en el suelo.[/code]
[code]Evelynn sintió un leve atisbo de nerviosismo que se manifestó en un sutil temblor en su mano, aunque luchó por mantener su expresión impasible. El hombre parecía haber percibido su lado más oscuro y estaba jugando con ello, tratando de socavar su confianza.
— ¿Qué es lo que pretendes insinuar? —, preguntó Evelynn con una voz ligeramente tensa, mientras se esforzaba por ocultar sus emociones.— No subestimes mi determinación con tus deplorables tácticas. Mi objetivo sigue siendo proteger a los inocentes y asegurarme de que respondas por tus crímenes, Aleksandr. —.[/code]
[code]Con una destreza sutil, apartó el exceso de sangre que manchaba su rostro con ayuda de la mano izquierda.– Puedes dejar de fingir, agente Redd. Conozco a todos aquellos que me persiguen como perros de caza... Sobre todo si ese perro tiene una encantadora dueña. –relamió y saboreó sus labios con un matiz de lujuria; el suficiente para impregnar sus palabras con esa doble intención.[/code]
[code]—Interesante afirmación.—, respondió Evelynn, manteniendo su compostura y ocultando cualquier indicio de inquietud.—Pero no te equivoques... ¿Acaso debería conocerte?—.[/code]
