[code]No pretendo, ya lo insinué... Y sabes muy bien a que me refería. –su mirada descendió lo suficiente como para clavarse en el cuerpo femenino como una daga. Luego, con un rápido vistazo, apreció esas curvas que se delineaban debido a la ropa ajustada que vestía la fémina. En ese instante de deleite, una sonrisa se dibujó en el rostro masculino, erguido y despreocupado, mientras su víctima yacía postrada en un charco de sangre a sus pies.

Era otro hombre, similar a ellos dos en edad. Aunque aún respiraba, el rostro estaba tan desfigurado por los brutales golpes que le habían propinado que era imposible reconocerlo por completo.– Inocentes... ¿Cómo... él? –susurró mientras desviaba la mirada hacia el pobre desgraciado que yacía inerte en el suelo.[/code]