Recordar esa mirada fría y sin corazón que poseía su querido en el campo de batalla fue suficiente para que su cuerpo temblara de fascinación. No era amiga del dolor pero valdría la pena por ver esa ferocidad engullirla sin piedad.
— ¿Ehh? No te escuché, perdona.
Había estado distraída en su imaginación y ahora estaba apenada por su conducta.
[code]Nada que un par de horas de entrenamiento no solucionen... Prometo ser condescendiente. ─era evidente que mentía, pero tampoco tuvo necesidad de ocultarlo debido a que su sonrisa se alargó a tales extremos que demostró una inquietante necesidad por cruzar puños con alguien de su antiguo escuadrón.
Todos sabían que los entrenamientos con él eran una tortura, en más de un sentido, pero sería entretenido... Al menos para él.─ Moy ad sluzhil tseli. ─murmuró para sí mismo. Todo había sido irónico.[/code]
