—Así que hazles saber, a tus objetos, que tienen competencia —entornó los ojos sin borrar la mueca de su rostro y agregó—: Estoy segura de que al final del día ganaré y serás todo mío como antes. Como no debió de dejar de ser.
No esperaba algo diferente; después de todo no se jactaba de conocerlo bien en vano. Alouqua permitió el agarre y no luchó contra el mismo pese a no poder respirar; Aleksandr no le haría un daño más profundo que ese y la certeza de ello la hizo sonreír hasta que fue liberada. —¿No te gusta?, nalgueame entonces como solías hacerlo al castigarme —se encogió de hombros, dejando ir la tensión de los momentos anteriores tal y como él lo había hecho tras su suspiro —. Te extrañé, Aleksandr. No vas a creerlo por ahora, pero no pienso irme ni dejarte nuevamente —estiró su mano hasta él, ofreciéndola para que Alek la sostuviera.
[code]¡Ah! Y Lou... —sus palabras danzaban con suavidad, saliendo de sus labios a un paso lento y mortífero. La mano se colocó sobre el cuello ajeno y los dedos se encargaron de aprisionar la zona. Tan pronto como estuvieron en posición, el cazador alzó a la fémina con suma facilidad; presionando la tráquea para evitar su respiración.— [b]No vuelvas a retarme. [/b]—esa mirada despiadada y que despertaba su ansía de sangre se desveló, permitiendo apreciar un fulgor rojizo que emanaba de los ojos y dejaba un haz de luz con cada movimiento efectuado. Era una simple demostración de que había recuperado el control completo sobre su particularidad, una sutil amenaza que pocos entenderían. Lentamente fue soltando el agarre y, así mismo, las heridas que provocó fueron sanadas de forma eficaz; permitiéndole estar de pie nuevamente. Retiró la mano tras toda la faena, exhalando con pesadez para eliminar todo rastro de amenaza.[/code]
[code]El rostro masculino adquirió esos tonos vivos de sorpresa e interés, permitiendo que se observara como una de sus cejas se curvaba y alzaba por todo lo alto. Parecía que el demonio había adquirido un nuevo par de ovarios para atreverse a afrontarlo, sobre todo cuando era conocedora del poder destructivo con el que contaba; dos polaridades que juntas creaban un abismo de energía pura y latente.— En ese caso, esperaré a que demuestres que estás a mi nivel. —no dijo más, pues la zurda se dedicó a deslizarse por el mentón femenino para bajar hasta el cuello. Había sido estúpido que hablara de fuerza física porque, hasta con algo tan simple, él seguía siendo un jodido monstruo; una abominación que desafiaba la naturaleza y, por ello, tenía fuerza física de sobra.[/code]
Qué dulce y qué terriblemente corto fue ese enlace. Alouqua sintió las ráfagas sobre sus muslos pero no cayó debido al buen agarre que había logrado al rededor del cuello masculino; empero, sus piernas sí que resintieron el ser atacadas de repente y el tener que soportar el empujón. Lo miró con cierta molestia y negó con la cabeza mientras, una vez a salvo, se deshizo del abrazo. —No vuelvas a usar tus poderes conmigo —advirtió segundos antes de ponerse ella misma de rodillas—. Si vas a maltratarme, hazlo con tu fuerza física. Como un hombre dominante —subió la mirada para encontrar la de él y sonrió ampliamente—. Mi lugar es a un lado tuyo, no debajo, no arriba. Sin embargo, por cuenta propia elijo postrarme ante ti. Sobre todos si de ese modo tengo acceso a mi parte favorita de tu cuerpo. ~
[code]No importaba si tenía razón o no, era una completa estupidez que tuviera tan presente todo eso, pero no existió momento para señalarlo. Nuevamente surgió un beso, uno más apasionado que el primero. Sintió como esa lengua luchaba por adentrarse en la boca masculina, con un frenesí que evidenciaba la necesidad de ir más allá. Permitió que explorara, que probara esa saliva que la arrastraba hasta el filo de la cordura. Más aquel beso no duraría mucho, todo debido a que el azabache empleó su magia divina para lanzar dos ráfagas de energía sobre los muslos ajenos en su búsqueda de hacer caer de rodillas al demonio.—[b] Si tanto quieres permanecer a mi lado, debes volver a entender cuál es tu lugar.[/b][/code]
sus labios una vez más, aunque en esta ocasión no fue una unión corta, sino profunda, pasional. Buscó abrirle la boca con su propia lengua al empujarla contra la división entre ambos labios para así poder degustar el sabor que la acompañó durante decadas.
—Es válido porque fue jurado con sangre —nuevamente murmuró su respuesta, haciendo uso de la cadencia en su voz y de la firme mirada que compartía con él. Sus brazos lo rodearon por el cuello y entrelazó ambas manos detrás de la nuca masculina, como si lo aprisionara. Hubiera sido sencillo para ella decirle el motivo de su partida y comentarle que no quiso abandonarlo, aún cuando él la había descuidado demasiado; empero, no podía contar nada de lo que había vivido en ese tiempo o estaría condenandolo también—. Yo te dí lo que querías por años, no voy a irme sin reclamar lo que es mío. Aleksandr, siempre supe que no podría tener tu corazón, pero tu alma es un tesoro al que no renunciaré. No importa cuantas "no-inmaculadas" te ronden o qué tan profundo creas que es tu lazo con esas personas. Tú y yo sabemos que somos incapaces de ofrecerles todo lo que desean de nosotros. Fuimos cortados por la misma tijera. Solamente yo te entiendo y tú a mí —volvió a acercarse a él para enlazar (..)
[code]Se equivocaba. No quería hablar sobre "ellos" porque no tenía caso, ya no. En un inicio, sintió esa alegría tras reencontrarse después de su despertar, pero ahora todo era diferente. Esas décadas que pasaron no eran más que recuerdos, momentos efímeros que se nublaron cuando estuvo en coma y ahora, en ese precioso momento, solo veía hacía enfrente. Pudo haber refutado con alguna ingeniosa respuesta, pero no tuvo oportunidad con el beso. Esa unión que provocaba un cosquilleo en sus labios, pero que no terminaba de quitarle la molestia.— Un pacto que has descuidado dos veces. ¿Realmente crees que sigue siendo válido, Alouqua? —eran casi nulas las veces donde la llamaba por su nombre, pero era necesario hacerlo.[/code]
