ArsenRiddle1568028

[code]El barco de Durmstrang había zarpado desde el puerto de Oslo, Noruega hace más de tres horas. Los estudiantes se habían despedido de sus padres magos, a diferencia de Abigail que había llegado sola entre comillas. Llegó acompañada de un elfo doméstico, quien cargó las maletas de la chica para comenzar su primer año de estudios en el Instituto de Magia. Una vez que el barco llegó a una nueva costa, los prefectos de Durmsntrang comenzaron a apresurar a todos los estudiantes para desalojar el barco y dirigirse a la cueva donde tomarían un bote para poder adentrarse aún más y poder llegar al castillo.

Los estudiantes de primer año fueron los últimos en tomar el bote, ya que debían pasar por la ceremonia de elección una vez que los estudiantes de los otros grados estuvieran ya en sus respectivas mesas. Al llegar al último piso de Durmstrang por el río subterráneo, los estudiantes bajaron del bote, quienes se formaron en doble fila como les había pedido el subdirector de la escuela, quien los llevo hacía el Gran Comedor, el cuál estaba decorado con gárgolas y dragones de piedra en las paredes. Habían pocas antorchas, dándole un escenario más antiguo y gótico a la habitación. Todos los profesores ya se encontraban en la mesa principal, vistiendo ropas abrigadas de color negro y vino, así como todos los demás estudiantes quienes ya portaban su uniforme.

El director de ese entonces, András Hallstein, dió su discurso de bienvenida al nuevo año escolar. Después dedicó unas cuantas palabras a sus profesores, quienes todavía enseñaban las Artes Oscuras con orgullo y para finalizar, recalcó la importancia de la importancia de que estudiantes de sangre pura asistan a su escuela. Al finalizar, todos en la sala aplaudieron, para después guardar silencio.

— A todos los nuevos estudiantes, mí nombre es Elof Osborn. Subdirector y jefe de la casa Olson, profesor de de pociones y alquimia. A continuación, daremos inicio con la ceremonia de selección. Según la leyenda, Nerida Vulchanova tenía en su poder, la espada Gram, con la que Sigurd mató a un dragón. Esta espada tiene el poder de reflejar en si misma lo que había en los corazones que aquellos que la portaran. Por tanto, los alumnos habrán de sostener la espada, y esperar a que su hoja emita un resplandor. Dependiendo de esto, tomarán asiento en la mesa de la casa que se les otorgó. Empecemos. Amundsen, Erling.—

Continúo llamando a los nuevos estudiantes, quedando pocos cada vez más. Al final, quedaba solamente ella. El subdirector volteó a verla antes de pronunciar su nombre, se le quedó viendo con extrañeza, no siendo el único, sino todos los demás estudiantes. Tenían cierta curiosidad en ella, no dejaban de susurrar a sus espaldas, y los comentarios que más escuchaba era respecto al color de su cabello y el color de sus ojos, pues uno era blanco y el otro negro. Finalmente sucedió.

— Grindelwald, Abigail. — la llamó para subir al estrado. Los susurros comenzaron a escucharse más, Abigail no sabía si voltear a ver a los demás, ver a los profesores o poner la mirada fija en el subdirector Osborn. Al final solamente se quedó viendo la espada. La espada de Sigurd, la espada que en algún momento su padre también sostuvo para poder ser elegido. Abigail tomó la espada, la levantó con mucho esfuerzo por lo pesada que era y espero a que se revelara el resplandor. Tardó varios minutos, hasta que la hoja resplandeció como una sombra, lo que significaba que pertenecería a la casa Galkin. Sus demás compañeros, emitieron unos pocos aplausos. Algunos otros solamente se le quedaban viendo. El subdirector le indicó con un gesto que fuera a tomar su lugar en la mesa indicada, y cuando se sentó, quienes estaban cerca de ella, se alejaron de ella, manteniendo una distancia proporcional a ella.

Después de dos horas, todos terminaron de merendar y se les indicó ir a sus salas respectivas. Antes de levantarse de su mesa, el jefe de su casa, Sven Torvald, profesor de las Artes Oscuras se acercó a ella y le pidió que no se retirara, pues su presencia era requerida en la oficina del director antes de irse a dormir. Apenas había llegado y ya la habían llamando, y sin haber hecho nada.

Abigail se dirigió a la oficina del director, había recorrido varios pasillos para poder llegar a ella. Dentro de esta, se encontraban todos los profesores, prefectos y el mismo director, quienes le pidieron tomar asiento para explicarles la razón por la cuál la habían llamado. Le habían advertido que ella no tendría segundas oportunidades como su padre Grindelwald, que a la primera sospecha de hacer experimentos como él, sería expulsada y se mandaría una lechuza a las demás escuelas de prohibirle el acceso a su educación. También se le comentó que estaría bajo el ojo continuo de los profesores y prefectos. Ella estuvo de acuerdo, y se retiró.

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