— ¿Yo? Me parezco a mi madre aunque mi cabello es de este color por mi padre.

Gracias, eres muy amable, entonces si me parezco a Orenji. ¿Tú a quien te pareces?

— Tu cabello es como la seda.

Respondió suave y gentilmente a la pregunta de la dama.

¿Yo suave? ¿Por qué?

- Le hizo pat pat a Orenji , mirándole fijamente con cierta duda.-

Él permitió que la dama tomara el peluche aún con una sonrisa en su rostro, luego llevó su mano derecha a la cabeza ajena y la acarició un poco.

— ¡Eres tan suave como Orenji!

¡Hah genial! Orenji.

-Sujeto el peluche con cuidado, presionando su algodonozo ser.-

— ¡Me gusta, así se llamará!

¡Hah! Orenji.

— ¡Claro! No me importaría que le pusieras un nombre.

Hm.. ¿Seguro?