Pierdo el equilibrio y es cuándo Katalina prepara otro corte vertical, haciendo descender su hacha con gran furia. Con una rodilla en el piso, posiciono la espalda en horizontal y detengo aquel ataque, viendo como el metal se dobla, deformandose. Aún no termino de soltar la espada que Katalina hace mutar su cuerpo, abalanzandose sobre mi como la pantera que es, obligándome a tomar mi forma de kitsune, cambiando así nuestras armas a garras y fauces. Intento quitarla de encima pero sus garras son despiadadas hasta que me aprieta entre sus dientes, sacudiendo mi cuerpo hasta soltarme brutalmente contra una roca a distintos metros. El impacto me hizo regresar a mi forma humana, con la cabellera negra.