No sabe cuanto tiempo pasó allí encerrado a propia elección, lo que si sabe es que estaba demasiado extraño, su cuerpo, sus sentires, no quería dejar su forma de dragón... No hubo ninguna explicación hasta aquella mañana, en donde el dragón lunar dejó un huevo sobre el nido que había convertido en suyo. Se quedó perplejo, sin palabras, abrumado.. podría decirse que entró en un pequeño ataque de ansiedad por unas horas hasta que la realidad volvió a golpearlo. Acaba de poner un huevo, debe cuidarlo, es su huevo, su pequeño. A partir de ahora, sería más agresivo y defensivo. Nadie pasaría...
(...) Nadie más sabía la ubicación del lugar, nadie podría encontrarlo. El único que conocía el paradero de dicho nido era el mismo que se lo prestó. Pero no era su alfa.. tampoco tenía permitido el paso, sus instintos no dejarían que nadie se acercara a su pequeño huevo. Huevo el cual era completamente negro, con una suave decoloración hacia un azul oscuro.
