Su mirada estaba acechante con la contraria, le gustaba mucho todo lo que sucedía ¿Le costaría algo, la vida, su posición? Esa zorra le gustaba, lo admitía, desde que habían intimando en aquel celo Antonella pensó que solo quedaría hasta allí pero... Nina tenía algo especial que Antonella no pasaba por lo bajo ¿Sería igual para la mujer? No dejaba de pensar en ella, estaba cayendo en esa trampa del amor, del interés.

— Puedo... ¿En tu habitación?

Seguía esas caricias a esas caderas, pasaba sus manos por el lumbar ajeno apretandola a su cuerpo.

— Odio está armadura... No me deja sentirte bien...