Comenta indicando a su corsel que fuera a la par con ella en un toque, el caballo daba caminata calmada al lado de la pelirroja. Antonella nunca perdía el respeto hacia los demás por más que vinieran sentimientos contrarios a estos.
— ¿Cómo debo referirme a usted?
Musita colocando su mirada y atención a la mujer zorro. El fondo del lugar era un camino de piedras lisas estéticamente hecho sin mucho relieve. Ese reino se caracterizaba por lo rico que eran en minerales y oro, era amplio, se notaba en su gente y sus negocios al rededor, las personas daban espacio a la caballería cada vez que pasaban para entrar al castillo.
Amablemente, la pelirroja sonríe y hace una pequeña reverencia a ambas mujeres. Después de tanta espera, por fin podría entrar a discutir asuntos mágicos. O eso creía que iba a hacer.
La pesada puerta de madera se fue abriendo, y los expresivos ojos de la zorra se fijaron en el interior. Pero, antes de avanzar volteó hacia la persona a quien llamaron "Capitana."
— Gracias por su amabilidad. ¿Lady...?
Sonríe, esperando oír su nombre. De ninguna manera iba a referirse a alguien como capitana; qué mote tan frío.
- ¿Dónde está tu carta de invitación? No sé puede ver a Lord Teint, sé es sabido que necesitan una carta de invitación para reunirse con él.
Aquella guardia era nueva, además era su primer día de trabajo para el reino. Una joven de unos veinte años perteneciente al pelotón de la Capitana Antonella, cumplía su labor y lo hacía con firmeza.
El relinche de un corsel se escuchó a la cercanía, era un caballo elegante color blanco cabalgado por la propia capitana Antonella. Iba llegando de cacería con su escuadrón de caza.
- Capitana!
Hizo seña en seguida a la azabache la cual saludo de igual manera en la misma seña.
— ¿Que sucede? La puerta debía estar abierta al vernos a la lejanía...
Su mirada se desvía en seguida a esa mujer zorro, últimamente el consejero estaba buscando convencer al rey de unirse con los zorros aureales, así se les conocía. No sé extrañaba de ver a una nueva en esa semana.
- Dice que viene hablar con L... —Lord Teint... Si, dejala entrar c
El consejero del rey la había citado en el castillo para una consulta. Era sabido por muchos que la comunidad de zorros en el bosque Aureal poseían magia curativa, y Nina, tenía cierta reputación por sus actos en humanos.
Era una zorra jóven, bella y con gracia. Callada pero con una sonrisa dulce como presentación, siempre parecía estar en paz. Así estaba, parada en la entrada del castillo observando con sus atentos ojos verdes a quien bloqueaba su paso. Una mujer.
— ¿Podría decirle a Lord Teint que estoy aquí? No me moveré, sólo quiero que sepa sobre mi llegada.
