Ese dulce y paciente tacto entre sus bocas era muy diferente a lo que habían compartido ese día en especial. A Nina le gustaba cómo sabían los labios de la capitana, el aroma que desprendían su piel estando muy cerca.
Acompañando ese mimo, movía su rostro, frotando la nariz en la suya y después volvió a besarla en esa serenidad que ambas estaban creando.
