Se sentía como un animal asustado, solo sentía que empeoraba las cosas con la pelirroja.

— Quiero hablar contigo... No quiero que te vayas ¿De acuerdo?... Te soltaré pero... No te vayas.

Volvió a repetir quedando en silencio... Respiraba suave y en calma soltando de a poco a la pelirroja, Antonella trago saliva mirando a la chica que tenía en frente.

— Bien... Si quería que me buscarás, estaba molesta contigo... Pero no supe cómo reaccionar, no estoy acostumbrada a que me busques... Más cuando tenemos una discusión

La pelirroja estaba a más no poder de confusión. ¿Qué le pasaba a Antonella, agarrándose de ella de esa manera en el instituto? Nina se pone roja de pena, balbucea algo hasta poder soltar bien las palabras.

— Yo quería hablar bien contigo. Fuiste tú la que me jaló del brazo, trayendome aquí para gritarme en italiano. ¿Por qué actúas como si la desquiciada fuera yo? Si me acerqué para hablar y me trataste tan...

Negó con la cabeza. Todo estaba mal ahora, realmente quería alejarse de Antonella con más motivos.

— Estoy cansada de esto.

No, no, no... No quería encender más la discusión, eso a Antonella le enojo aún más. ¿Cómo que Nina estaba ahora molesta si la azabache era la que tenía que estar enojada? Que absurdo.

— Nina...!

La sostiene más firme de la muñeca, antes que la pelirroja se pusiera aún más rabiosa con el tacto Antonella se olvidó del rededor y la abrazo por la espalda enseguida. La apretó fuerte, no quería dejarla ir.

— Nina...ya! Ya... No quiero dejar de verte no seas tonta. No te voy a soltar.

La situación se tornaba más incómoda pero Antonella actuó sin pensar.

— No quiero pelear... Te soltaré pero quiero que hablemos bien...

Estaba negociando, era lo que siempre aprendió de su padre y madre.

Nina se sorprende al escucharla. Primero, tarda un poco en hablar porque enrojeció más del rostro y finalmente bufa mostrándose enojada. ¿Qué rayos?

— A veces los personas necesitan distancia. Si estoy enojada, si peleamos y me alejo, es porque no quiero decir algo que te lastime porque cuando estoy molesta yo...me dejo llevar. Pero mi mamá me enseñó que es mejor irme un tiempo hasta que las cosas se enfríen. ¿Eso te parece mal?

Su enojo va en aumento justo en ese momento porque sentía que esa chica trataba de tirarle toda la culpa a ella, como si fuese la causa de sus conflictos. Justo allí, se arrepintió de haberla buscado.

— Tienes razón, peleamos todo el tiempo y es por eso que ya no vamos a vernos, ni hablar. Listo, ya me puedes soltar.

La mano encima de la muñeca de Nina sonó al ser impactada por el agarra. La azabache le detiene, le molestaba aún más que Nina se marchara así como así.

— Nina... A veces no te entiendo. No entiendo si estás enojada conmigo o si quieres alejarte... Siempre nos la pasamos discutiendo y al final del día lo único que quiero...

"es estar contigo" que idiota se sentía al enseñar o mostrar sus pensamientos, era arrogante. Antonella era muy arrogante y altiva, reconocer algo tan sencillo como el interés en la rusa le costaba.

— ¿Que quieres de mi?

La rivalidad le pesaba, el tratarse y no entenderse también le pesaba pero a pesar de eso admitía en sus entrañas que si le gustaba estar cerca de Nina.

Seguía los pasos de Antonella con la mirada, detallando su reacción. Si, su molestia podía sentirse a kilómetros aunque seguía sin entender ni una palabra de lo que decía.

Nina se aparta de la pared despacio, ¿debería irse? Quizá era lo mejor. La única vez que tiene el coraje de acercarse y Antonella parecía una mafiosa enfurecida. (?)

— Yo no... no sé qué decirte, porque no sé italiano. Pero creo que comprendí bastante. Lo siento, ya no voy a escribirte.


Traga saliva, y deja de sonreír. Si, esa era su mejor opción. Antonella parecía estar mejor sin hablarle.

— Nos vemos, s-supongo.

Noto ese sonrojo en la pelirroja, Antonella también se coloco de color rojizo en su rostro por vergüenza y molestia, ambos sentimientos encontrados por esa chica. Nina la iba a volver loca, la joven suelta aquel hombro gruñendo.

— Piccola ragazza! Smettila di giocare con me! Sono arrabbiato con te.

Sei un russo incredibile, mi tratti male e poi mi cerchi come se niente fosse, che ti prende? questo non fa che aumentare il mio italiano ma con rabbia!

Hablaba alto desahogando lo que sentía en el idioma de su padre, caminada de izquierda a derecha sin alejarse de Nina de forma frustrada. Era muy expresiva con las manos cuando se enojaba.

— Pfff ...

Llevo sus manos peinando sus cabellos negros hacia atrás creando ese peinado que le quedaba bien por su corte de cabello. Más calmada y quedándose quieta en el sitio le mira.

— ¿Vas a decir algo?.

Como quería hablar con ella no se quejó al ser llevada lejos. Nina miró alrededor antes de oír ese acento, y pronto sus esmeraldas estaban fijas en aquellos ojos grises y esa cara de malhumor.

— ...No entiendo qué dices.

Musita la pelirroja, quien tenía un ligero sonrojo en las mejillas.
No entendía nada de lo que Antonella decía en italiano, pero cielos, le gusta demasiado. Por eso sonríe suavemente.

— Dime otra cosa...

Hizo una mueca con su lengua al deslizarla por las muelas de atrás. Estaba pensativa, Nina le estaba buscando y eso era un milagro para la italiana.

Sus manos se posaron en el sitio para levantarse y tomarla de la muñeca para sacarla de ese lugar.


Antonella iba por el pasillo con era pelirroja, la estaba llevando lejos arrastrandola prácticamente. Iba en dirección a un pasillo el cual sabía que estaba solo, allí se detuvo y empujó a la pelirroja por el hombro manteniendo su mano en ese hombro. Tenía a la rusa contra esa pared, la mirada grisácea se posa en esos verdes en silencio.

— cosa vuoi da me?

Menciono con ese acento marcado italiano y ese ceño fruncido.

— A volte mi confondi, stai giocando con me?

Si, estaba molesta por eso hablaba en italiano (?). No importaba si Nina no le entendía, entendería que la azabache estaba enojada con ella.

Era claro que Nina no diría nada de manera directa como quisiera, ya que esos chicos estaban ahí. Notó que uno de ellos las miraba por el rabillo del ojo.

— Mi mensaje decía "responde". ¿A ti te parece que eso significa que no me escribas más?

Sus dedos juguetean con un largo mechón rojizo, ya no la miraba.

— Estaba enojada contigo, por eso te pedí que no me escribas pero me refería a ese día, no todos los días...

Hablar así era ceder demasiado a su orgullo. Era una chica bastante terca, pero esa estúpida azabache le importaba mucho.