¿Cuando fue la primera vez que la había besado o había Sido en sueños? Los labios de esa pelirroja inquieta eran como nubes en los de Antonella, Nella creía que así debía saber besar una nube, suaves y esponjosos, lindos, no quería separarse de ellos. La azabache corresponde sonrojada lo más que puede hasta escuchar lo que no quería, que la puerta se cerrara y las buscarán.

- Nina! Anto! Vengan a cenar

Antonella se separa mirando el rostro de la ajena, quería mas pero rápido la tomo de la muñeca jalandola a la mesa para ir a cenar, luego de cenar en su habitación le daría ese regalo que le había hecho con especial agrado.

¡Un muérdago! Nina había recordado el significado de ésto al verlo sobre sus cabezas, por lo que se sonroja aproximándose más a Antonella.

La notó inquieta, ansiosa por las voces que se oían a lo lejos pero entendía, tenían poco tiempo.
Por eso decidió actuar tomándola por su cintura, acariciandole a la vez que le da un beso dulce y largo sobre sus labios.

Señala arriba el muerdago en silencio, ese no era el regalo, pero no desaprovecharía la ocasión, baja su dedo acercándose asomándose levemente dónde sus padres, Luka y Lyov que seguían hablando.

— Primero un beso. Luego el regalo.

Estaba en frente de la pelirroja, esperaba que ella se acercará un poco más, si no lo hacía lo haría ella, el tiempo corría y Antonella solo deseaba ese primer beso de navidad con ella.

No aguanta, Nina ríe y se cubre la boca con su mano. ¿Pensó que estaba coqueteando con otra chica? Se encogió de hombros, esa italiana tonta todavía no se daba cuenta que sólo le gustaba ella.

Sonríe por la mención de los abuelos de Nella, y luego, ladea la cabeza con curiosidad.

— ¿Un regalo? Eso no me lo esperaba...¡muéstrame!

Nella se sonrojo por la voz de Nina y a su vez por lo tonta que se sentía por pensar en otra cosa que no era.

— Pensé que era con alguien más... Nunca he conocido a tu abuela, se que la quieres mucho... Bueno Luka habla mucho de ella, mis abuelos están en Japón y mi nonna y nonno en Italia... Tienes suerte de verlos.

Eleva su rostro a la pelirroja y se fija en el muerdago que adornaba aquel sitio donde estaban escondidas.

— Te tengo un regalo.

Para Nina era llamativo cómo Antonella expresaba directa lo que sentía. Habían pasado meses para que esto ocurriera, pero se alegraba de la honestidad en la chica.

Nina susurra con una sonrisita en los labios, balanceándose apenas en el lugar porque amaba el vestido que estaba usando.

— No podía decírtelo frente a Luka.

Se acerca más a ella, para hablarle al oído.

— Hablaba con mi abuela, Petra. Vendrá desde Rusia para año nuevo, pero es una sorpresa, Luka no puede saberlo...

No entendía nada, pero su mirada siguió a la pelirroja, Luka estaba cansado había propuesto hacer algo más calmado, sin embargo Antonella no se quedaría con la duda.

Pasada las horas era tarde, Lyov se había despedido de sus dos hijos para que se quedarán allí en casa de los italianos. Antonella jalo de la mano a Nina para llevarla aparte mientras Lyov intercambiaba unas últimas palabras con los padres de Antonella.

— Me da celos... ¿Con quién hablabas?

La había escondido en el pasillo de aquella casa amplia, la azabache estaba exigente y miraba a los lados asegurandose que nadie viniera para hablar rápido con Nina.

— Que curiosa eres...

Dijo un poco agitada, pues Luka estaba bailando mas rápido, llevándola a su ritmo. Nina le da otra vuelta, como si él fuese la dama de ese baile de a dos. De pronto suelta a Luka y se inclina hacia Antonella, lo suficiente para que le oiga a pesar de disminuir el tono de voz.

— No puedo decírtelo, a ti no.

Desconocía la canción pero verlos a ambos tan íntimos hizo que Antonella quisiera también ser parte pero... Antonella tenía vergüenza de bailar, así que solo se centro en seguir hablando con la pelirroja.

— ¿Quien es?...

Insistía, se estaba poniendo insistente con lo poco que Nina le decía en información, esa noche ambos hermanos se quedarían en casa de Antonella. Lyov los dejaría para que estuvieran juntos los tres.

La nevada aumentaba esa noche, se sentía el frío en el sitio donde ellos estaban.

— Bailemos, Luka.

Dijo Nina tirando de la mano de su hermano, pero mirando a Antonella. La pelirroja empezó a tararear una melodía, Luka rápido la reconoció y comenzó a reír, tarareando después. Se trataba de una canción rusa, bastante ridícula que bailaban los adultos en las bodas. El baile también era ridículo, con movimientos coordinados de piernas en pequeños saltitos.

— ¿Conocerla...? Creo que si, la viste conmigo alguna vez~

Menciona sonriendo y sin dejar de bailar, dándole una vuelta a su hermano.