Ver cómo esa foto que le había frustrado tanto se rompía en pedazos le causó mucha satisfacción. La rusa se muerde el labio notando la presión sutil en el cuello y respondió al beso, lamiendo despacio los tersos labios de la italiana.
— Gracias, Nella... ~
Su par de manos bajaron desde la cintura hasta los glúteos ajenos y apretó allí, con posesión.
Antonella detuvo los besos y le miro como gacela impactada (?). No pudo evitar reír, asiente y se levanta de la cama, busca la foto y vuelva al colchón gateando hasta montarse encima de su novia nuevamente. Tenía la foto al frente de la pelirroja, Antonella desliza sus dedos en el medio y la rompe, entonces, une ambas partes rotas para romper de otra forma, y así en distintos trocitos. Antonella al tener los trozos los lanza tras su espalda sin quitar la mirada de su novia. Como si los trozos fueran polvo de hada mágico (?)
— ¿Más tranquila? ~
Sonríe y vuelve a los labios de su amada tomándole del cuello y ejerciendo dicha presión suave robándole el aire en besos candentes.
Quería que fuera cierto lo que esa italiana le decía. Nina se derretía por ella, no pudo continuar negándose a tocarla, abrazándole por las caderas cuando la sintió repartir besos lentos por su piel.
— También deseo estar contigo mucho tiempo milaya...
Cerró sus ojos y suspiró profundo, haciendo un comentario en un tono bastante dulce.
— Quiero que te desahagas de esa maldi...d-de esa foto. (???)
Menciona suave acariciando la mejilla ajena. Antonella le hacía gracia lo testaruda que era Nina en ocasiones pero entendía que aquella chica realmente entregaba sus sentimientos. Antonella también estaba siendo sincera, no sabía cómo explicarle si ella aún desconfiaba, sin embargo Antonella se lo seguiría explicando y demostrando las veces que fuese necesario.
— Deseo estar contigo... Mucho tiempo a tu lado...
Mimosa y gentil besa los labios de ella dulce desviando sus labios a su cuello en caricias con su boca.
— Mi corazón te pertenece a ti, Nina Ivanova...
Sube por el cuello hasta besar el lóbulo de la chica en besos seductores.
Ella no decía nada. La miraba también en detalle, sonrió suave al ser llamada tonta. Si sentía que lo era.
– Quiero decirte esto, Nella, yo necesito que pienses si deseas estar conmigo realmente. Estoy enamorada de ti, y estoy contigo a pesar de todo... Pero, si sientes que seré algo pasajero en tu vida como... Lo que viviste antes, es mejor que dejemos esto aquí.
Se le oprimía el pecho, sin embargo suspiró bajando sus manos a la cama.
Malditos ojos, maldita boca, maldita mujer atractiva. Nina se sonrojó al ser acorralada y besada. Incluso si estaba molesta, le encantaba cómo besaba Antonella. La miraba con su expresión serena, sólo en su voz se notó la molestia.
— Fuiste tú quien me siguió gritando quién sabe qué.
Recordar le hizo temblar los labios hasta sonreír. Sus manos fueron a la cintura de la italiana, la tomó firme.
Antonella cierra con seguro la puerta y se aproxima a la cama, la empuja por los hombros y se le monta encima colocando sus manos a los lados del rostro ajeno mirandole con clara expresión de ceño fruncido.
— Nina Ivanova... Eres una tonta.
Se acerca besando los labios de su novia a la fuerza, un poco agresiva pero atrapando esos labios que amaba.
— Te dije que te quedarás hablando conmigo y preferiste que mis padres te vieran...
Musita con cierto enojo más calmado y una voz más pausada y tranquila.
Quería que se la tragase la tierra. Sentía mucha vergüenza por ese momento frente a los padres de Antonella. Nina solo les sonrió apenada y volvió a fijarse en la azabache.
— Vamos a tu habitación.
Caminó despacio, pasó junto a ella y siguió sola para entrar primero. Allí estaba sentada en la esquina de la cama ajena, con las mejillas rojas por la pena que no se iba.
— No sabía que estaban tus padres... Lo siento.
La pelirroja se quita los zapatos y deja de mirarle.
Pregunta la voz de la madre de Antonella, el padre de Antonella se acercó con su madre mirandolas a ambas desde el piso de abajo. Antonella mira a sus padres y luego a Nina.
— No quiero que te vayas... ¿Puedes quedarte hoy? No quiero que te vayas así...
Musita despacio a Nina, luego ve a sus padres y niega suave.
— Nada... Solo... Necesitamos hablar.
Los padres vieron a Nina y asintieron sin decir nada, se miraron ambos. El padre de Antonella si dice algo.
- Nina, Antonella, no peleen, las cosas se arreglan hablándose ¿De acuerdo?
