No le respondió, solo siguió dejando lamidas y succiones por todo el cuello del lado izquierdo, lo hacía de forma erótica nuevamente apretando su cuerpo al suyo.

— Ah ~ ... Mía

— Mhn...~

Subió las manos hasta sus hombros, abrazándola mientras sentía esas traviesas atenciones que dejaba su boca. Fue en una succión notoria que la pelirroja jadea en voz baja.

— Tu no sabes cuando detenerte, lo sé mi amor ~

Sus manos bajaron a los glúteos ajenos apretando estos. El pecho de Nina estaba presionando el de la azabache. Antonella tenía control por la cercanía de morder o besar a Nina, dejaba lamidas a su cuello y algunas succiones.

— Haré una colección en tu cuerpo ~

— Eres una piraña italiana, es diferente. Una muy sexy y hermosa...~

Le guiña y continúan intercambiando esos masajes, mimandose la una a la otra.

— Pero una piraña es horrorosa... No creo serlo ¿O si? ... Cómo no marcarte? ...

Sus manos pasaron por el centro de la espalda ajena en caricias y en un masaje sensual a su amada.

— Hmn. Luego no quieres que te diga piraña... básicamente quieres morder toda mi piel.~

Ella hizo presión con sus manos al sentirle más cerca. La presión se volvió un masaje bastante provocativo.

Empuja suave su mejilla a la contraria para susurrar al oído de la pelirroja.

— No... Mucho más abajo... Me dan ganas de morderte por el vientre...

El pecho de Antonella empujaba el ajeno de forma dominante.

Se le acerca al oído por si alguien estaba rondando por allí.

— ¿Bajo mis senos? Oh, eso no me molestaría para nada~

— En una zona donde no se ve... Te pega mucha sombra allí ~

Firme en esa postura, amaba sus manos en su pecho.

Ella coloca las manos en su pecho, sonriendo de medio lado.

— ¿Dónde? ~