Dejó que el peso de su pecho fuese descansando en el cuerpo tibio de Nella. La tenía prisionera de un beso suave y húmedo, se sonrojaba notando cómo el aliento de su esposa chocaba con el propio.
Su corazón retumbó ante ese beso tan... Perfecto, Antonella obediente correspondia ladeando un poco su rostro, su respiración fue robada por su mujer, sintió calor y ese cosquilleo en su estómago. La abrazo atrapandola por su espalda.
— Acompañarlo. Si de verdad hace algo perjudicial para sí mismo, ahí actúas. Actuamos, mejor dicho.
Cerró sus ojos al sonreír. Se complementaban muy bien, Nina lo sabía. Acercó sus labios a esa boca italiana y sin aviso alguno la besó lento y en profundidad.
Nina sabía cómo domarla, atrapa ese dedo que le silenciaba dando una lamida suave y un beso. Sonríe suave, no se sentía molesta, Nina de verdad la calmaba.
— No se que hacer a veces con el en ese sentido...
Su mano atrapa la cadera ajena acariciando esa cintura que le enloquecia, detallaba los muslos y las piernas. Que mujer que tenía Antonella.
Dice de repente, reincorporandose un poco. Posó su índice en los labios de la azabache, la silenció mientras la reprendía en un tono cariñoso pero firme.
— No vas a trasladar tu sentido del trabajo a él. Ciro está creciendo, formando su personalidad y también explorando sus posibilidades... Déjalo. Por su cuenta se dará cuenta de que debe balancear sus responsabilidades.
Frunce su ceño amarga, se había acordado de su hijo ahora. Antonella abraza a su esposa mirando el techo acariciando los cabellos rojizos de ella.
— Anda altanero con el tema de Molly. Entiendo que la ame, pero el no debe descuidar sus labores. Dejo de ir un día a la empresa por ir a tener una llamada con Molly desde Japón y tenía un entrevista importante con un ceo... Ahg...
Retrocedió más hasta la pared, y se alejó con pequeños saltos imitando a un conejo mientras reía. Esos saltos por supuesto, provocaban que la voluptuosa delantera de Nina acompañara el movimiento.(?)
