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AntonellaBlack · 26-30, F
Antonella miraba a la pelirroja, le parecia hermosa y dulce, al escucharle un rubor aparecio en su rostro. No esperaba que aquella mujer tan hermosa fuera su esposa, ahora conocia algo nuevo de ella misma, estaba casada con una chica.

- Hola... Nina...

Diria un poco timida ya que todo era extraño para ella, era como volver a nacer pero con consciencia y con una edad adulta.
El medico le dio de alta a la azabache ese dia y permitio que se fuera a descansar con la pelirroja.
La noticia sin dudas fue pesada y amarga. Nina observaba a su esposa preocupada; con palabras del doctor la azabache era como "un recipiente vacío" y debía ser tratada con cuidado.
La pelirroja se sentó en la silla junto a la cama, le era imposible no sonreír feliz. Quería abrazarla, tapizar su rostro de besos pero eso no sería apropiado dado su estado. Suspira suave.

— Hola mi a-a...Antonella. Como el doctor te ha explicado, perdiste la memoria temporalmente por un accidente... Pero no te preocupes, te ayudaremos poco a poco a recuperarla. Yo, y el resto de tu familia.

Nina mira insegura al doctor, él asiente. Volvió la mirada a ella, luciendo un pequeño rubor en el rostro.

— Mi nombre es Nina, soy tu esposa... Sé que estás muy confundida ahora mismo pero estoy aquí para responder todo lo que quieras saber, ¿de acuerdo? Te ayudaré siempre, en todo lo que necesites.
AntonellaBlack · 26-30, F
A la mañana siguiente los doctores llevaban varios examenes antes que llegase Nina. Las noticias eran buenas y malas, esperaban a la esposa de la azabache para dar las nuevas. Al ver a la pelirroja el medico encargado la aislo aparte mientras Antonella estaba sentada en la camilla con su bata azulada mirando hacia una ventana, el medico le explico que Antonella tenia una perdida de memoria que se recuperaria con el tiempo, no sabian exactamente en cuanto tiempo pero que su memoria se recuperaria completa con descanso y ejercicios, tal vez algunos recuerdos le traerian dolor de cabeza pero seria buena señal.

Antonella lo unico que sabia era que se llamaba Antonella. Los medicos no le dijeron mas nada de su vida privada, dejaron que Nina se encargara de ello.
La azabache giro su mirada al doctor y a la pelirroja sin expresion alguna.
Al principio pensó en aquel movimiento como una reacción involuntaria de los músculos, ya había sucedido antes. Pero aquel parpadeo ya fue notable, seguido de la mirada irregular que Nella le daba al sitio.
El corazón de Nina palpitaba rápido, fuerte, como un alegre tambor.

Se hizo en pie con una sonrisa mientras sentía cómo sus mejillas se humedecian, estaba llorando de felicidad.

— Amor...

La llamó suavemente y aunque no quería dejarla, su emoción pudo con ella. Nina la soltó para ir en busca de un doctor, ¡por fin estaba abriendo los ojos!

...

El médico le pidió a la rusa que volviera a casa por ese día. Efectivamente, Antonella había despertado pero debían hacerle pruebas para tener un diagnóstico de su estado.
Se negó en un principio, pero de todas formas tuvo que irse con la promesa de regresar a primera hora para por fin ver mejor a la mujer.
AntonellaBlack · 26-30, F
Otra vez hizo un intento de abrir despacio y mirar con mas claridad todo, su cuerpo dolia por todo los golpes pasados del accidente. Los medicos si habian reiterado a Nina y a sus familiares que Antonella pudo morir muy facil en ese accidente pero, no era su hora al parecer.
AntonellaBlack · 26-30, F
Los padre de Nella visitaban a su hija cada vez que podia y apoyaban a Nina para no dejarla sola, hablaban de vez en cuando com Lyov y al parecer las diferencias habian quedado en el pasado, ahora importaba Nina y Antonella.

El cuerpo de Antonella estaba muy golpeado pero recuperado, pasado cirugias y demas la italiana pudo aguantar todo eso sin aun despertar su parte consciente.
Habia pasado casi un mes y por fin en esa tarde donde Nina tenia su mano tomada en la azabache, los dedos de la ajena se movieron despacio. Tal vez Nina pensaria que no era nada, pero otra vez los dedos de la azabache se volvieron a mover despacio acariciando la piel de la pelirroja.

Antonella respiraba profundo y luego de segundos largos donde Nina seguramente le estaba mirando con atencion, la azabache fue abriendo sus orbes grisaceos los cuales veian la luz del techo del hospital borroso, los volvio a cerrar escandilada por dicha luz.

- ...

Otra vez hizo un intento de abrir despacio y mira
Dieciocho días desde aquel trágico accidente en el que sólo ella había sido gravemente afectada.
Antonella estaba hospitalizada en un coma profundo debido al traumatismo craneal que sufrió, entre otras fracturas corporales que afortunadamente, los médicos pudieron tratar.
Toda la familia estaba destrozada en la preocupación y la espera; Nina se sentía desolada al ver cómo su esposa yacía en una cama de hospital, entre un monitor de signos vitales y una máscara de oxígeno permanente.

La visitaba todos los días, pasaba horas a su lado mirándola, hablándole con palabras dulces y promesas que le susurraba, esperando que en algún momento esos ojos grises que tanto adoraba se abran por fin.

Otro día, específicamente una tarde más sentada a su lado Nina le sostenía la mano mientras leía una novela en silencio.
Sentía su piel cálida y ese era un pequeño consuelo, al menos su amada seguía viva.

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