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Guerrero, Guardian, Santo del Valor, Herrero y Padre de una Princesita ¿Acaso no soy agradable?
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N1559333 · 26-30, F
♗Flαѕнвαcк: Nσѕ νιмσѕ ρσя ρяιмεяα νεz.♝


Padre, madre ¿Por qué no me dejan ir con ustedes? Mi entrenamiento casi termina, puedo serles de utilidad

‒Mencionó la joven con insistencia, al pie de las escaleras de su hogar, frente a ella, un hombre y una mujer, se ataviaban apresuradamente con sus trajes de combate, pesados ropajes de grueso cuero y con metal cubriendo las zonas más importantes de sus cuerpos, apenas dirigiéndole una mirada a aquella chica de apenas 14 años.‒

No es momento, Nanna, tienes que esperar aquí, regresaremos.

‒Fue lo único que Morgan, el padre de la joven, respondió y tras aquellas palabras, se acercó hacia su pequeña y de manera afectuosa acarició sus cabellos, tras ello, tanto él como su esposa Mistra cargaron sus respectivas armas y salieron corriendo, dejando el hogar y a su hija en él ¿Que había pasado? Ninguno estaba seguro, hasta aquel momento la tranquilidad había reinado por bastante tiempo, las fuerzas del mal parecían haberse replegado, aunque eso no siempre significaba algo bueno, los ataques podían llegar de un momento a otro y por ello, aquella familia siempre vivía vigilando, esperando el momento de actuar. Por ello fue que cuando algo impactó de la nada en medio del bosque, algo provenido del cielo y cuya caída generó un ensordecedor estruendo y una onda de energía que hizo cimbrar la tierra, fue inevitable que aquellos dos paladines emprendieran la carrera para averiguar exactamente que era lo que había pasado. Sin embargo Nanna no estaba tranquila, pese a que sus padres la habían entrenado desde muy pequeña, parecía que aún no confiaban lo suficiente en ella como para dejarla acompañarlos ¿Es que la consideraban tan débil? A pesar de haber demostrado su gran habilidad y fortaleza en batalla, parecía que para ellos no era suficiente.

¿Pero por qué? Su mirada siguió las figuras de sus padres mientras permanecía en el umbral de la puerta, hasta que estas finalmente se perdieron entre los árboles, sentía la incertidumbre alojarse en su pecho siempre que salían, pues no sabía si aquella sería la última vez que los vería. Durante unos minutos todo estuvo en calma, había tanto silencio que la rubia podía escuchar los latidos de su propio corazón, acelerado por la situación. Por un momento, el volver adentro y esperar fue su plan, pero apenas giró fue incapaz de dar un solo paso más ¿Era correcto dejar que su familia afrontara las amenazas sola? Ella también sería, tarde o temprano, una guerrera como ellos, su vida entera, pese a ser corta hasta aquel momento, se había dedicado por completo a prepararse para ello, ser hecha a un lado de esa manera, aún cuando fuese para protegerla según las palabras de sus progenitores, no era algo que le hiciera feliz, tomando todo su valor, decidió desobedecer por primera vez y tras tomar sus dagas, las armas con las que más cómoda se sentía, emprendió la carrera por el camino que habían seguido los paladines mayores. Durante un rato no encontró nada, deambuló los frondosos árboles, cuyas hojas caían cual lluvia de colores cobrizos, típicos de la estación en la que se encontraban, la luz del atardecer teñía todo de un tono rojizo, cálido, pero gradualmente se iba oscureciendo cada vez más, la noche caía cual velo de seda oscura mientras el sol se perdía en el horizonte, lanzando sus últimos rayos dorados, Nanna estaba segura de que había seguido el mismo camino de sus padres, entonces ¿Por qué no se los encontraba aún? Había corrido lo bastante rápido como para al menos verlos en la lejanía, la única explicación que podía encontrar era que tal vez se había desviado un poco, posiblemente alguna vuelta en falso que la había llevado por un sendero diferente, más ello no detuvo su andanza, al contrario, seguía avanzando como si tuviese un camino fijo el cual seguir, tenía una especie de presentimiento, como si algo le dijese en su interior que pronto daría con cualquier cosa.‒

Tal vez solo estoy dando vueltas en círculos...

‒Pensaba que sería el colmo que se perdiera, pero entonces, justo cuando pensaba que debía dar la vuelta y regresar, al salir de entre algunos arbustos se encontró de frente con un claro, a medio iluminar por el sol que aún quedaba, a simple vista, parecía ser un valle cualquiera, pero entonces se dio cuenta de que justo en medio del lugar, un cráter gigantesco se extendía, invadiendo el paisaje, era como si algo enorme hubiese impacto justo ahí, con tal fuerza que hundió la tierra, incluso la onda expansiva había derribado algunos árboles en el borde de la ladera.‒

¿Pero que...? ¿Que pudo haber hecho tal desastre aquí?

‒Cuestionó, pero antes de que pudiese acercarse, una figura emergió de aquel gran agujero, un hombre ataviado con una resplandeciente armadura, antes de que la viese, ocultó su figura detrás de un gran tronco y desde ahí lo observó ¿Quien podría ser? Desde aquell
 
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