31-35, M
Oh, girl. You'd better run.
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SabrielWolrick · 31-35, F
Parte 2.
Soltó la hoja oficio y su cabeza cayó en la mesa, juntando su frente con la tabla de madera, tapando sus ojos y dejando libres su nariz y sus labios al llegar al borde. Cerró sus ojos antes de soltar otro suspiro negando con la misma cabeza. No lo aceptaba, no quería aceptarlo. El sobre con la carta, se podía leer perfectamente su remitente, así como estar abierto y su contenido abandonado centímetros más adelante dónde una hoja maltratada poseía las palabras de sus abuelos. Tan maltratada por las muchas veces que la había leído. Otro suspiro. Y así se quedó la chica por ¿cinco minutos, tal vez? antes de tomar una hoja, pluma y escribir todo lo que debía en el papel. La metió en un sobre, escribió los datos de su abuelo, los suyos y pegó la estampilla que ya tenía preparada. Ya no quería pensarlo más, o en realidad si quería seguir pensando sin pensarlo. Todo era tan confuso. No fueron ni treinta segundos los que tardó en tomar el control, apagar el reproductor, aventar al controlador en su cama y desconectar el cable antes de tomar las llaves y caminar después de cerrar la puerta. Al pasar, sus compañeras la miraban enojadas con ella, seguramente por la música, pero no reparó en sus rostros, era lo que menos le importaba en esos momentos. Debía llegar al lugar donde vería a Thomas minutos después de dejar la carta en el buzón más cercano.
[. . .]
"No es tan tarde ¿o sí? No, si la envíe a las seis en punto, debería llegar pasado mañana por la tarde, en ese momento a penas compraría el boleto. Sí, está todo" Pensó la chica mientras unas manos frías y masculinas la rodeaban cariñosamente. Ella soltó un respingo, tranquilizándose en el segundo siguiente cuando reconoció la voz de quién le abrazaba. Sonrió sinceramente mientras se daba vuelta y miraba al chico frente a ella directamente a sus ojos. - Yo quiero ser el zombie. - Comentaría en tono divertido dándole la bienvenida. Ella pensó que lo entendería, después del "Boo". Por segundos, miró el buzón cerca de ellos sin evitar el recuerdo y soltó un bufido, dirigiéndose a él. Nuevamente le sostuvo la mirada mientras rascaba su nariz por la comezón de los nervios presentes. - ¿Qué quieres hacer? Cuando venía vi un restaurante...-dijo volteándose un poco señalando detrás de ella -que no tenía pinta de restaurante. Pero vamos, podemos averiguar qué es.- Sonrió después de voltearse y esperar respuesta del muchacho frente a ella. Fue entonces cuando notó que no estaba del todo "bien". "Otra vez", suspiró internamente, "seguro me pedirá una locura".
Soltó la hoja oficio y su cabeza cayó en la mesa, juntando su frente con la tabla de madera, tapando sus ojos y dejando libres su nariz y sus labios al llegar al borde. Cerró sus ojos antes de soltar otro suspiro negando con la misma cabeza. No lo aceptaba, no quería aceptarlo. El sobre con la carta, se podía leer perfectamente su remitente, así como estar abierto y su contenido abandonado centímetros más adelante dónde una hoja maltratada poseía las palabras de sus abuelos. Tan maltratada por las muchas veces que la había leído. Otro suspiro. Y así se quedó la chica por ¿cinco minutos, tal vez? antes de tomar una hoja, pluma y escribir todo lo que debía en el papel. La metió en un sobre, escribió los datos de su abuelo, los suyos y pegó la estampilla que ya tenía preparada. Ya no quería pensarlo más, o en realidad si quería seguir pensando sin pensarlo. Todo era tan confuso. No fueron ni treinta segundos los que tardó en tomar el control, apagar el reproductor, aventar al controlador en su cama y desconectar el cable antes de tomar las llaves y caminar después de cerrar la puerta. Al pasar, sus compañeras la miraban enojadas con ella, seguramente por la música, pero no reparó en sus rostros, era lo que menos le importaba en esos momentos. Debía llegar al lugar donde vería a Thomas minutos después de dejar la carta en el buzón más cercano.
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"No es tan tarde ¿o sí? No, si la envíe a las seis en punto, debería llegar pasado mañana por la tarde, en ese momento a penas compraría el boleto. Sí, está todo" Pensó la chica mientras unas manos frías y masculinas la rodeaban cariñosamente. Ella soltó un respingo, tranquilizándose en el segundo siguiente cuando reconoció la voz de quién le abrazaba. Sonrió sinceramente mientras se daba vuelta y miraba al chico frente a ella directamente a sus ojos. - Yo quiero ser el zombie. - Comentaría en tono divertido dándole la bienvenida. Ella pensó que lo entendería, después del "Boo". Por segundos, miró el buzón cerca de ellos sin evitar el recuerdo y soltó un bufido, dirigiéndose a él. Nuevamente le sostuvo la mirada mientras rascaba su nariz por la comezón de los nervios presentes. - ¿Qué quieres hacer? Cuando venía vi un restaurante...-dijo volteándose un poco señalando detrás de ella -que no tenía pinta de restaurante. Pero vamos, podemos averiguar qué es.- Sonrió después de voltearse y esperar respuesta del muchacho frente a ella. Fue entonces cuando notó que no estaba del todo "bien". "Otra vez", suspiró internamente, "seguro me pedirá una locura".