— Tonterías es no saber tu sabor de helado.

En frente de aquel local donde habían distintos sabores Alex esperaba que Eyra dijese su sabor preferido.

— Quiero uno de chocolate ~

Se le queda viendo. No había ni una pizca de maldad en el rostro de Alex, por supuesto desde la perspectiva de la chica.

- No digas tonterías.

— Creo que eso funcionaria más contigo, también tienes linda mirada... Yo tengo cara de matar personas (?)

Comentaba alejándose de aquellos alfas metiches (?).

- ¿Helado otra vez? Se nos va a congelar el cerebro, vamos.

Ajena a esos chicos se abrazó a ella también, comenzando a caminar a su lado con esa sonrisita suya. Siempre en una realidad feliz. (?)

- Seguro nos hacen descuento si miras al vendedor a los ojos.

— Tsk haha... Siempre sabes que decir para hacerme sonreír y reír

La mirada de Alex estuvo ahora dulce, amable mirandole, sin embargo se le borra enseguida por unos muchachos que miraban a Eyra con ganas al parecer de hablarle a la castaña.

— ¿Quieres ir a otro sitio?

Pasa su brazo por encima de la castaña abrazandola y llevándola hacia otro sitio.

— Puede ser por un helado, hace mucho calor...

Giro su mirada por encima de su hombro viendo como los muchachos se detuvieron desconcertados, Alex solo sonríe ladina por su cometido.

- ¡Es muy sensual! Pareces estrella de cine.

Justo cuando Alex habla, Eyra le sonríe apoyando las manos en sus propias mejillas.

- Soy feliz por tenerte en mi vida, por eso estoy siempre de buen humor.

— ...

Se sonrojo con aquella carita de Eyra, soltó su menton enseguida desviando su mirada a otro lado, no quiso perder el hilo de la conversación por esa repentina timidez.

— ¿Q-que tiene mi mirada?

Nuevamente desliza sus ojos grises a la contraria.

— Tu ... Hm! ... Tu eres linda y atenta, siempre estás feliz y eso me gusta...

- ¡Asi es, y eso me gusta mucho!

Esta tan cerca de su rostro que no puede evitar mirarle a los ojos.

- Eres divertida y . . . Dios mio Alex, tu mirada.

Se acerca a ella tomando su menton, su mirada fija con esa mirada serena observa a la castaña.

— ¿Y crees que soy payasa para hacer bromas siempre?

Abruptamente deja de reír, ladeando su rostro en lo que busca arreglarse nuevamente el cabello.

- No soy una santa, duermo con desconocidos. Pero tu eres mi amiga y esas bromas son . . . Hmn, curiosas.