Solo le observó irse, silenciosa. Tan pronto se alejó de ella, se llevó ambas manos sobre el rostro, intentando ser lo más silenciosa posible.

—¿O qué? —Cuestionó dándose la vuelta, mirándole con cierto fastidio—, ¿Irás con alguno de esos "pilares" tuyos? Por mí puedes invitarlos a todos y hacer una puta fiesta.

Se volvió a meter al balcón, sí eso significaba que Angie dejara de molestarlo. Incluso se metió a la casa, iba rumbo la puerta principal para irse.

—Apuesto que te gustaría estar con alguno de ellos antes que conmigo, da igual. —Prendió otro cigarro y abriendo la puerta solo murmuró, más para sí que para ella—, no es que esperaba ser querido después de todo.

—No salpicarias a nadie, Aless... Son tres pisos, y la gente está como a seis metros de dónde caerias. Quizá solo te rompas las piernas.

Le tiró más fuerte de la camisa, al grado de arquearlo hacia adentro de nueva cuenta.

—No me hagas enojar.

—Ellos quieren espectáculo. Les daré uno.

Aunque ella lo tomó de la ropa, él seguía empujando hacia el frente. Y las personas gritaban, pidiendo que por favor Angie lo hiciera entrar en razón.

—Míralos, ¿A cuántos crees que salpicaría con mi sangre sí me reviento contra el suelo?

Optó por salir al balcón, tomándolo de la camisa para jalarlo de nueva cuenta hacia adentro, de manera suave pero firme.

—No causes más traumas con tus cosas... Sobra con las que me causas...

—Hmm, no estoy seguro. —Contestó, aunque sin voltear a verle. Su mirada estaba en aquél vacío y las personas que lo miraban con miedo.

—Son desconocidos y se preocupan por sí me mato o no. Que ridiculez.

Sus manos sujetaron la baranda, con fuerza. Y se extendió más al frente, de soltarse caería al vacío.

Tocó la puerta cuando regresó, con la ropa entre las manos. La abrió un poco para hablarle (era a prueba de sonido), nada extrañada de la manera en la que estaba sentado en el barandal.

—Voy a tomar una... ¿Que está pasando? —Al ver de reojo la gente.

El sonido de la puerta cerrándose sonó. Rodó los ojos y soltó un suspiro con notorio cansancio. Tiró casi todos los cigarros, excepto, seguiría fumando antes de ver cómo hacía para bajarse. Tirarse del balcón le pareció tentador, incluso se sentó sobre la baranda jugando con sus pies en el vacío.

—Oh, me han visto... —Dijo al notar que algunas personas se aglomeraban creyendo que se tiraría del edificio.

Le cerró la puerta corrediza tan pronto salió. Dió un suspiro de angustia, y se fue a su habitación, solo para tomar ropa limpia, ya que le dejaba quedarse allí.

—Ya voy... Ya voy... Sólo quería una foto divertida frente el recuadro.

Fue rumbo la puerta del balcón y la abrió para sucesivamente salir. Ya al menos podría fumar a gusto y sin que Angie le regañara.