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el arma.
Se aprovechó de eso, Alessandro se arrastraba hasta dar con la pistola, cargó y no dudo en dispararle tiro tras tiro hasta acabar el cartucho, contra la pared el cuerpo de Faddei estaba desplomado, el pecho y cabeza perforados y ensangrentados por el ataque hasta que no quedaba rastro de vida en su cuerpo.
Miró entonces a Alena, con la respiración agitada, sudoroso y un dolor en cada parte de su cuerpo que se podía notar la falta de lucidez que tarde o temprano lo haría derrumbarse en ese mismo callejón.
—Eres una maldita idiota —Le dijo por fin, riendo, había vuelto a nacer, todo el estrés que sentía su cuerpo cobró factura inmediatamente, haciéndolo caer al instante. No podía más, y si las heridas no eran tratadas pronto muy probablemente el dolor de cuerpo sería el menor de sus problemas.
Se aprovechó de eso, Alessandro se arrastraba hasta dar con la pistola, cargó y no dudo en dispararle tiro tras tiro hasta acabar el cartucho, contra la pared el cuerpo de Faddei estaba desplomado, el pecho y cabeza perforados y ensangrentados por el ataque hasta que no quedaba rastro de vida en su cuerpo.
Miró entonces a Alena, con la respiración agitada, sudoroso y un dolor en cada parte de su cuerpo que se podía notar la falta de lucidez que tarde o temprano lo haría derrumbarse en ese mismo callejón.
—Eres una maldita idiota —Le dijo por fin, riendo, había vuelto a nacer, todo el estrés que sentía su cuerpo cobró factura inmediatamente, haciéndolo caer al instante. No podía más, y si las heridas no eran tratadas pronto muy probablemente el dolor de cuerpo sería el menor de sus problemas.
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