No tuvo idea de que tanta impresión le había causado su acción. Pero al menos, por sólo un momento, Alessandro se había quedado sin palabras ¿Era buena señal o no? Respiró profundamente tratando de calmar sus nervios y alento un poco su caminar para quedar solamente a un par de pasos por delante de él.
—Te toca elegir la cena, Alex eligió la vez anterior, te toca a ti—. De tanto en tanto ella les cocinaba algo que les gustara y le daría ese turno a Aless esta ocasión.
—Había que inte... —Silencio, tan pronto la ve acercarse se detuvo de seguir hablando, ese beso lo desubicó. ¿Qué pretendía? Fue lo único que pensó, para después verla alejarse a quién sabe dónde.
Se tomó de esa comisura, recordando como se había sentido.
«No es divertido sí no se altera...» fue lo único que pensó para seguirle, ambas manos en los bolsillos dando un porte desganado.
—Si, de eso no me queda duda—. Sonaba seria, algo poco común en ella, mantenía sus manos sobre su cuello entrecerrando los ojos al escucharlo.
—Ni de chiste—. Sonrió de lado y se acercó a él dejando un beso sobre la comisura de su labio, para separarse y caminar hacia el otro lado como si nada, si la seguía o no a casa era decisión de él.
—Soy más que un idiota. —Declaró con seguridad, ladeando entonces la cabeza, podía sentir esas manos delgadas, se preguntaba sí buscaría ahorcarlo en caso de decir algo que no le gustara.
—No me preocupa que te vayas—. Y eso era un hecho, le preocupaba que convirtiera su casa en un hotel de paso.
Lo vió acercarse y las palabras que le dijo al oído la hicieron estremecer, ella lo tomó del cuello y también le susurró algo que sólo el pudo escuchar, para luego separarse.
—Si estoy celosa o no, eso no te importa—. Ella se cruza de brazos y lo mira enarcando una ceja. —No creo que tardes mucho en conseguirte una, tienes un amplio repertorio—. Estaba enfadada.
