AleisterMayfield

Sería impropio de una dama el deambular sola. Tan impropio como el establecer un diálogo con cualquiera de esos rostros que se cruzaban en su andar errático. En esa interminable lista de restricciones, estaba el hecho de observar fijamente a al que capturó su atención cuando el resto parecía ignorar el origen de la melodía. O irrespetarla.

Al salir de su hogar, Vanya no pensaba en lo que sí y lo que no debía hacer una mujer como ella, pese a que en el inconsciente lo tuviera grabado como lecciones importantes para adiestrarle.
Rompería una regla, seguramente dos. Desviandose del sendero sus pisadas marcaban un camino hacia el músico a quien no daba crédito de su fascinación.
El instrumento en sus manos, primera vez admirado, fue lo que capturó la curiosidad de la jóven, a vistas plutócrata, tranquila, con un andar bastante lento como quien está agotado. A una distancia de varios pies sonríe y eleva un poco la voz, quería captar su mirada por si no le había oído llegar.

— Disculpe, disculpe señor. ¿De dónde ha salido? Quiero decir...el instrumento.