—H-hai!— aseveró con esa misma y torpe rigidez que le propinaban los nervios que sentía. No podía creer que Gackt había dicho su nombre, ¿acaso estaba soñando? Tenía ganas de pellizcarse, pero si era un sueño, no quería despertar aún.— Puedo preguntar... ¿qué hace Gackt-sama por estos rumbos?

*En ningún momento desvió su mirada de ella, solo observó con agrado cada uno de sus gestos* Hajimemashite, Sato Airi. Está claro que sabes mi nombre, pero será mejor aún si me presento: soy Camui, Gackt Camui. Yoroshiku onegaishimasu.

Tragó saliva con nerviosismo y se puso rígida, haciendo una reverencia torpe y quizá demasiado tiesa al frente.— S-Sato Airi, hajimemashita!— dijo casi gritando, los nervios parecían dominarla.

En cualquier caso… ¿me concederías el favor de saber tu nombre?

—Tondemonai!— negó con las manos, casi tímida, tratando de permanecer serena, pero el rubor en sus mejillas la delataba. No podía creer que estaba frente a Gackt.

No tienes por qué ser tan cortés conmigo, puedes hablarme como a aquel otro hombre. *Le regala una sonrisa relajada esperando hacerla sentir menos tensa*.

—Gackt-sama ha hablado.— intenta reprimir su emoción y seguir con esa actitud altiva.

Muy terrorífica.

—Tsk、黙って、かわいくない。 あなたは何について話していますか、おじいさん？

—おじいさん、何言ってるの？