—Una punzada le recorrió la espina dorsal con el comentario agudo que le lanzó el rubio. Se incorporó en automático, quedando sentada en el pasto, dándole la espalda. Apretó los puños al frente, en otras circunstancias, habría perdido la paciencia, se habría enfurecido, le habría gritado, y le hubiera amenazado con golpearle. Pero la acusación resonó en sus adentros, y estaba cabizbaja.— ¿Y tú no sabes sobre el tema? Tsk! Así que por eso lo evades. —le acuso ella a él en un acto defensivo, mientras se ponía de pie.— Da igual, no tienes qué explicarme nada. Si lo tienes todo claro y estás seguro que el camino por el que llevas a todos no los dañará, entonces haz lo que quieras. —acotó con seriedad, y se quedó ahí parada, con el viento meciendo su falda y su cabello.—

— Parece que sabes mucho con respecto al tema ¿No es así?— Ésta vez él lanzo un peligroso dardo, no le afectó su comentario, Manjiro tenía claras las metas y sueños de su pandilla pero era algo que no podía estarse diciendo a la ligera, más cuando hasta el momento estaba tomando fuerza y creciendo.
Le dirigió la mirada con ese gesto serio, aquel que pocas veces revelaba, sin ser sarcástico, bromista o infantil.

—Tuvo que sonreír, al escucharle decir eso con tal determinación de infantil anhelo, le recordó a alguien parecido. — Por supuesto que debe existir una meta, baka. ¿O acaso vas por la vida tan sólo viendo qué pasa? —cuestionó con cierta acidez, pero no lo decía por molestarlo, más bien, le cuestionaba en serio.— Si es así... Entonces no eres más que un gran tonto. Hay gente que cree en ti, hay gente que dedica su vida a ti y a tu causa, ¿no es así? —la seriedad regresó a su voz, ¿sonaba eso como un reclamo?— No deberías ser tan irresponsable.— acotó, meditabunda, quizá resentida, pero no con él, sino consigo mismo, con Airi del pasado, con la Kaisei Kistune Oni. Se mordió el labio inferior, para evitar seguir hablando.—

— Oh, es bastante tiempo— Acotó con tranquilidad y entonces decidió deslizar la mirada hacía ella cuando sintió que cambió de posición. No fue capaz de cuestionar el por qué, él también tenía muchas actitudes evasivas y las razones para hacerlas eran muy grandes así como de peso.— Sueños de hombres— Quiso soltar eso en son de broma solo para reestablecer la atmósfera con ella pero luego la siguiente pregunta le tomó por sorpresa— ¿Debía existir alguna meta?—Naturalmente focalizaba su querida pandilla en alcanzar un sueño pero no sabía cómo describirlo.

Hm... No lo sé, un par de meses, quizá. Es curioso que también lo conocí en las circunstancias menos usuales.— por primera vez, sonrió con cierta naturalidad, recordando todos los incidentes que había tenido con ambos. Mantuvo esa sonrisa reaccionaria mientras lo escuchaba hablar, pero no le miraba, tan sólo la forma en la que él se expresaba parecía suficiente para entender la intención detrás de las palabras. Y ella misma se remontó a esa época, en la que tenía amigas con Draken, o como Baji, que la idolatraban y la procuraban, y la amargura borró su sonrisa. Pero, a diferencia de Mickey, ella no valoró la amistad en su momento; tan sólo lo hizo hasta que fue un tarde, cuando ya no hubo marcha atrás. Tuvo que voltearse, tuvo que darle la espalda.—

Tsk! Los sueños que tienen los niños... —trató de disimular su ensombrecimiento con ese humor ácido habitual en ella. Pero no podía quitarse esos recuerdos de la cabeza.— Y dime, ¿a dónde piensas que esos ideales los llevarán?

Le pareció un poco gracioso enterarse de que su mejor amigo hablara tanto de él. Definitivamente Ken era un buen tipo pese a su aspecto, él era básicamente su consciencia y el polo a tierra en su existencia. Era algo que los demás miembros de la ToMan no tenían, ésto le hizo sonreír un poco con algo de calidez. — ¿Hace cuánto hablas con Ken-shin?— Cuestionó con curiosidad antes de organizar la respuesta en su mente acerca de la otra pregunta que ella lanzó, unos breves pero gratos recuerdos llegaron a su mente — Al inicio fue las ganas de tener una pandilla de amigos para ser más unidos— El recuerdo se ensombrecio con la grisácea imagen de un funeral lo que borró en breve su sonrisa — También para patear traseros y construir sobre la ciudad nuestros ideales— Y la última razón se la reservó.

Lo intuí por todo lo que BoKen decía de ti. —dijo con calma, nada sorprendida por la facilidad con la que el ajeno lo aceptó, ni por la desfachatez que reflejó a la hora de hacerlo. Tuvo que volver a suspirar, pues en realidad entendía lo que era estar en la posición de Manjiro.—

Es tu vida, no es algo que tendría que molestarme.— dijo, encongiéndose de hombros, y parpadeando con pesadez.— Y dime... ¿porqué elegiste ese camino? —no parecía imprimir una curiosidad particular en la forma en la que le hacía esa pregunta, incluso parecía ser protocolaria, como una forma de continuar la interacción. Pero no era así; a pesar de que ella se había esforzado por alejarse de la vida de delincuente, de alguna manera había terminado conociendo a todos esos miembros de ToMan. Tuvo que sonreír para sí misma, ¿acaso era inevitable para ella transitar esos caminos a pesar de querer evitarlos?—

Dió un suave respingo.
Por primera vez deseó no ser descubierto con respecto a eso y trató de evadir ese pensamiento frecuente sobre qué habría deseado en realidad con su existencia, poder echar a un lado esa dolorosa carga que se encargaba con fuerza a llevar por sí solo.

— ¡Bingo!— Esperaba que entendiera la referencia, era una forma quizá jocosa de aceptar ese hecho, de quién era en esos momentos. — Lidero una pandilla, ¿Te molesta eso?—

—La brisa movió las hojas, y por ende el cabello de ambos. Cerró los labios y los apretó, en una mueca que denostaba lo irremediable de la situación.— Seguramente es eso. —no le quedó más que concordar, porque no lo conocía en realidad, y sólo le había visto en ocasiones aleatorias donde la molestaba. Suspiró, y llevó su mirada hacia las mismas hojas del árbol que los cobijaba del sol— Nee, chibi-doji, ¿eres un delincuente? —preguntó con voz suave.—

Se distrajo observando el vaivén de las hojas en dónde algunas se caían cerca de ambos jóvenes, no notó que ella le dedicó una mirada pero sí escucho el cambio en su tono de voz y entonces eso le hizo sentirse fascinado. — Quizá solo sea eso, una impresión— Técnicamente ella tenía razón, existía mucha gente cerca, y muchos que se querían acercar pero solo pocos lograban un real acercamiento a él.