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AemondTargaryen · 31-35
Tras entrar tomó una silla por el respaldo, después la colocó al lado opuesto de la cama, así tenía a Jana frente a él. Tomó asiento, después miró a su hijo con calma, pero notoria preocupación en sus ojos.
No había alarma en él, por lo que significaba que el estado de su hijo no era una novedad.
— Hemos estado buscando respuestas en todos lados. Yo he querido viajar más allá, pero no sé qué debo traer. — Usó una mano para acariciar el cabello oscuro de Jay. Solía hacer eso seguido; adoraba su color.
— Yo me quedaré aquí, puedes ir a comer y dormir un poco. —
No había alarma en él, por lo que significaba que el estado de su hijo no era una novedad.
— Hemos estado buscando respuestas en todos lados. Yo he querido viajar más allá, pero no sé qué debo traer. — Usó una mano para acariciar el cabello oscuro de Jay. Solía hacer eso seguido; adoraba su color.
— Yo me quedaré aquí, puedes ir a comer y dormir un poco. —
Thelilacwitch · 22-25
Los dioses la estaban castigando por todas las vidas que desperdició, recapacitaba viendo a Jay. Él no tenía su mismo brillo, determinaba que una pesadez externa lo inducía a la cama y a perder la razón de a poco. Lo que fuera se lo estaba consumiendo desde la raíz.
Iba a sentarse a su lado, antes hizo un rápido cambio de ropa mediaval a moderna, no quería ser reconocida por el olor al campo y los yuyos. Se aseguró de no aturdirlo con su presencia, tomó sólo su mano y la apretó.
—Almenos no es una gripe, odias los remedios agrios... —Y consumió horas hablando con él, sacando temas del baúl de los ayeres. Cuando mostró signos de despertar vino Aemond, Jana le asintió en silencio.
Iba a sentarse a su lado, antes hizo un rápido cambio de ropa mediaval a moderna, no quería ser reconocida por el olor al campo y los yuyos. Se aseguró de no aturdirlo con su presencia, tomó sólo su mano y la apretó.
—Almenos no es una gripe, odias los remedios agrios... —Y consumió horas hablando con él, sacando temas del baúl de los ayeres. Cuando mostró signos de despertar vino Aemond, Jana le asintió en silencio.
AemondTargaryen · 31-35
Hubo cierta paz en él cuando Jana se fue, no por su ausencia, si no porque confiaba plenamente en que ella encontraría la solución al problema.
Él no tenía ni idea de qué sucedía, ni las gemelas. No obstante, entre toda la familia Jana era la experta en magia, así que su hijo estaba en buenas manos.
Fue a quitarse los "harapos", se duchó y después vistió como solía acostumbrar: prendas oscuras, cómodas y sencillas. Optó por un pantalón negro y un suéter de cuello de tortuga del mismo color para ir a tocar a la habitación de Jay horas después, esperando relevar a Jana hasta que se pusiera cómoda.
— ¿Puedo pasar? —
Él no tenía ni idea de qué sucedía, ni las gemelas. No obstante, entre toda la familia Jana era la experta en magia, así que su hijo estaba en buenas manos.
Fue a quitarse los "harapos", se duchó y después vistió como solía acostumbrar: prendas oscuras, cómodas y sencillas. Optó por un pantalón negro y un suéter de cuello de tortuga del mismo color para ir a tocar a la habitación de Jay horas después, esperando relevar a Jana hasta que se pusiera cómoda.
— ¿Puedo pasar? —
Thelilacwitch · 22-25
Nada pareció cambiar cuando estaba con las gemelas, dolía tanto no tener otra cosa más que recuerdos e imaginarse cómo alcanzaron esta etapa. No quiso ver lo que pasaba hacia Jaena y Aemond... ¿Ab? No importaba.
Ocupó su mente en leer los apuntes de Jaella. No se presentaban rastros de alguna enfermedad, pero sí los destrozos de una en el sistema de Jay.
Su chico tal vez era víctima de fuerzas más poderosas que la maquinaría moderna.
—A veces recupera la conciencia, dice cosas sin sentido y vuelve a desmayarse. Está en su habitación, ma. —Jaena pareció leerle los pensamientos. Asintió y se llevo sin querer los apuntes, tendría que hallar esa habitación por su cuenta. Necesitaba estar sola.
Ocupó su mente en leer los apuntes de Jaella. No se presentaban rastros de alguna enfermedad, pero sí los destrozos de una en el sistema de Jay.
Su chico tal vez era víctima de fuerzas más poderosas que la maquinaría moderna.
—A veces recupera la conciencia, dice cosas sin sentido y vuelve a desmayarse. Está en su habitación, ma. —Jaena pareció leerle los pensamientos. Asintió y se llevo sin querer los apuntes, tendría que hallar esa habitación por su cuenta. Necesitaba estar sola.
AemondTargaryen · 31-35
Miró a Jaena con algunos papeles sobre la mesa, así que se acercó y se sentó en un banco, comenzando a leer. Ambas gemelas lo miraban extrañadas; el desentonaba demasiado entre la tecnología y las luces del lugar. Jaella se giró hacia su madre.
— Madre, pídele por favor que ya tire esos harapos, odio que se disfrace así. — Jaena quiso reír. Abdel por lo pronto soltó un suspiro y se quitó muy despacio la máscara, luego la dejó en la mesa y se encogió de hombros con una sonrisa.
Abdel, Aemond, ahí estaba. Con el cabello atado en la nuca, la mirada ahora suave al estar en presencia de sus hijas. Una cara que ocultó tanto en otro mundo, y que ahí mostraba tan fácilmente.
— Lo lavaré, lo prometo. —
— Madre, pídele por favor que ya tire esos harapos, odio que se disfrace así. — Jaena quiso reír. Abdel por lo pronto soltó un suspiro y se quitó muy despacio la máscara, luego la dejó en la mesa y se encogió de hombros con una sonrisa.
Abdel, Aemond, ahí estaba. Con el cabello atado en la nuca, la mirada ahora suave al estar en presencia de sus hijas. Una cara que ocultó tanto en otro mundo, y que ahí mostraba tan fácilmente.
— Lo lavaré, lo prometo. —
Thelilacwitch · 22-25
Fue un error haber tenido deseos de familiarizarse con este Westeros, de creer por un momento ser digna para Reina Madre o de él. Su trato le helaba los huesos, la hacía sentir pequeña y eso la enojaba. Ingresaron al laboratorio, Jaella se veía poderosa en su bata y al otro lado de la mesa larga estaba Jaena con una taza de café, fue la primera en darse cuenta de su presencia.
— ¿Ma? ¿Cómo te fue con la investigación? —La ceja arqueada apuntaba a la verdad como una navaja, ella no tenía nada para decir.
—Buen día, hijas. —Se movió incómoda al quedar más cerca. — Con los resultados que han recolectado y los míos voy a determinar un resultado... ¿No, Jaella? —la miró a ella, estaba seria y daba el mismo sentimiento que su padre hacia ella.
— ¿Ma? ¿Cómo te fue con la investigación? —La ceja arqueada apuntaba a la verdad como una navaja, ella no tenía nada para decir.
—Buen día, hijas. —Se movió incómoda al quedar más cerca. — Con los resultados que han recolectado y los míos voy a determinar un resultado... ¿No, Jaella? —la miró a ella, estaba seria y daba el mismo sentimiento que su padre hacia ella.
AemondTargaryen · 31-35
Se las digas. Tampoco deben saber a dónde hemos viajado, o se romperá todo. Ayúdanos con esto, y podrás volver. — Soltó su brazo de mala gana, pero continuó caminando hasta llevarla al laboratorio. No se quitó su máscara, ¿Había alguna especie de vergüenza en él que lo impedía, o era la costumbre?
AemondTargaryen · 31-35
Sus palabras estuvieron a punto de realizar una conexión, una entre todas sus caras y momentos, algo que por segundos alimentaron una esperanza hacia un futuro desconocido, pero que parecía brillante.
Lo dejó de lado para proceder con el viaje. Volvieron al Westeros moderno, pero uno mucho más próspero. Le contó a Jana en resumen los cambios que habían hecho, pero que aún había algunos enemigos y resistencia. Pensaban que Jay había sido envenenado por algún hecho similar, y que Jaella y Jaena como reinas estaban ofreciendo recompensa por información.
— Lamento informarte que ascendí a las gemelas y ahora sólo eres Reina Madre. La autoridad es ahora de las niñas, y hacen un gran trabajo. Jaella está encerrada en el laboratorio desde hace días analizando la sangre de Jay, pero necesita tu ayuda. — Y detuvo sus pasos, luego le tomó del brazo y no muy gentil murmuró. — Les dije que estabas haciendo una investigación por tu cuenta; no saben la verdad, y no te permito que se las diga
Lo dejó de lado para proceder con el viaje. Volvieron al Westeros moderno, pero uno mucho más próspero. Le contó a Jana en resumen los cambios que habían hecho, pero que aún había algunos enemigos y resistencia. Pensaban que Jay había sido envenenado por algún hecho similar, y que Jaella y Jaena como reinas estaban ofreciendo recompensa por información.
— Lamento informarte que ascendí a las gemelas y ahora sólo eres Reina Madre. La autoridad es ahora de las niñas, y hacen un gran trabajo. Jaella está encerrada en el laboratorio desde hace días analizando la sangre de Jay, pero necesita tu ayuda. — Y detuvo sus pasos, luego le tomó del brazo y no muy gentil murmuró. — Les dije que estabas haciendo una investigación por tu cuenta; no saben la verdad, y no te permito que se las diga
Thelilacwitch · 22-25
Todos los caminos la condujeron a él otra vez; tuvo que perderlo para saber que siempre lo tuvo.
—Tú. Siempre fuiste tú...—balbuceó a media sonrisa. A milímetros de retirarle la máscara la mención de Jay hizo que retrocediera. Jay era su hijo menor, su bebé por más que sobrepasara los milenios y el único de cabellos azabaches de toda su progenie. Las banderas rojas se alzaron y la emoción que debía dar el rencuentro murió sin nacer. Palideció.
— Me explicarás en el camino. —Botó la canastilla para adentrarse a la casa, buscar el libro entre la repisa y descolgar el abrigo. —No me importa haber muerto aquí. Mi hijo... ¿Qué le pasó? —Hojeó hasta hallar el conjuro requerido, al decir las palabras ambos fueron engullidos por la oscuridad: eran los demás universos dónde coexistieron, pero iban tan rápido a través de ellos que era imposible verlos con detalle.
—Tú. Siempre fuiste tú...—balbuceó a media sonrisa. A milímetros de retirarle la máscara la mención de Jay hizo que retrocediera. Jay era su hijo menor, su bebé por más que sobrepasara los milenios y el único de cabellos azabaches de toda su progenie. Las banderas rojas se alzaron y la emoción que debía dar el rencuentro murió sin nacer. Palideció.
— Me explicarás en el camino. —Botó la canastilla para adentrarse a la casa, buscar el libro entre la repisa y descolgar el abrigo. —No me importa haber muerto aquí. Mi hijo... ¿Qué le pasó? —Hojeó hasta hallar el conjuro requerido, al decir las palabras ambos fueron engullidos por la oscuridad: eran los demás universos dónde coexistieron, pero iban tan rápido a través de ellos que era imposible verlos con detalle.
AemondTargaryen · 31-35
El corazón se le hundió con la mención de su seudónimo a través de la voz de Jana. Giró su rostro para verla, y ahí estaba la mujer más hermosa de todas. Era igual que su versión más joven, sin embargo la madurez cambiaba su semblante y eso provocó que sintiera una abismal distancia entre ellos. A pesar de todo ella le había reemplazado por una versión más sumisa de sí mismo.
Pero no era el momento de pensar en ello, pues ambos debían afrontar algo peor.
— Me recuerdas. — Comentó, pero ahora las cosas eran distintas. Antes ella no conocía su voz, pero la Jana en esos momentos entendería de quién era ese tono. Su corazón palpitó acelerado y temeroso de su reacción, pero tenía que actuar rápido.
— Necesito llevarte a casa. Es sobre... Jay. — Y en ese momento todo era muy claro. Con la mención de su hijo menor ella bien podría adivinar qué cara había bajo la máscara.
Pero no era el momento de pensar en ello, pues ambos debían afrontar algo peor.
— Me recuerdas. — Comentó, pero ahora las cosas eran distintas. Antes ella no conocía su voz, pero la Jana en esos momentos entendería de quién era ese tono. Su corazón palpitó acelerado y temeroso de su reacción, pero tenía que actuar rápido.
— Necesito llevarte a casa. Es sobre... Jay. — Y en ese momento todo era muy claro. Con la mención de su hijo menor ella bien podría adivinar qué cara había bajo la máscara.
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