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AemondTargaryen · 31-35
Si no hubiese tenido ese aparato en la mano sonando a cada segundo quizás habría notado ese cambio en ella, pero pasó a atender la llamada de inmediato. Olvidó despedirse, pues ya se apresuraba a salir de la habitación para poder reclamar cómodamente a su interlocutor en el pasillo.

— ¿De nuevo? ¿A quién rayos dejaron a cargo ahí? Joder, cada día me impresionan más. —

Las semanas pasaron, un muy bronceado Rexus llegó y se adaptó rápido al trabajo como comandante de la guardia. Cientos de lobos de su confianza se unieron a las filas, y comenzó a ver la luz al final del túnel en ese aspecto.

Pero el dinero era un desastre. Fácilmente Jana y Aemond tenían más dinero juntos que la corona, cosa que agradeció. Pagó deudas de su bolsillo, también invirtió otro poco. Noches enteras las pasó en su escritorio leyendo frente a un monitor.
Thelilacwitch · 18-21
—No escuchaba ese nombre desde... hmm —se rió, el tiempo ya no importaba. Giró hacia el rey con la barbilla firme, estaba clara su defensiva y aún así fueron a desentrañar aquel nido de híbridos.

Si él era feliz ella también.
AemondTargaryen · 31-35
Fue un proceso interesante. Primero se le acusó de impostor, y tuvo que llenarse los nudillos de rojo hasta que finalmente hizo a todos entender que había vuelto.

Se puso al corriente con demasiadas cosas, después inició la limpieza. Expulsó a los guardias que pudiesen ser un riesgo, después los envío ejecutar en secreto con los que quedaban. Revisó estados de cuentas, entrevistó a cada familiar de esa generación con vida y comenzó una lista negra que llevaría a cabo dentro de poco.

Eso lo consumió, pero estaba eufórico. Estaba lleno de energía y motivación, sin darse cuenta que estaba descuidando algo realmente importante.

Al recibir una llamada bastante especial no pudo contenerse de ir en busca de Jana, a quien no había visto desde hace un poco.

— Rexus está en camino, también el resto de la familia. Sí, apenas lleguen haremos la revisión. —
Thelilacwitch · 18-21
A sus espaldas la puerta crujió, por los pasos dedujo que era su esposo.

━Ahí estás... Creo que ya te llegó el informe. La cucaracha aceptará llevarnos al nido de indigentes. ━Miró por encima del hombro.
Thelilacwitch · 18-21
━También te amo... ━dijo sin esfuerzo de ser escuchada. Hubiera preferido otra despedida a su vida típica, esto hizo temblar todo su mundo. Por eso los días que siguieron se mantuvo ocupada recorriendo de nuevo los pasillos y habitaciones que más prefería, entre ellas, el cuarto que ocupó en su primera noche entre esos muros.

Estaba en desacuerdo con volver a reinar, la eternidad era su mejor consuelo y esperaba que en algún momento hubiera alguien tan bueno como él para reemplazarlo.

Sacudió la cabeza.

La prioridad era destapar todo el caos que bajo la mesa se removía. El antiguo líder era una basura, dejando a la suerte a las personas diferentes en una sociedad orillada a las sombras. Estos seres eran utilizados como esclavos, le había confesado la mano del rey que tras una buena sesión de tortura escupió todo.
AemondTargaryen · 31-35
A cambiar aquí. Empecemos por la primera, ¿A quien le debo el agradecimiento por hacer mierda mi guardia real? —

Y agradeció en el fondo de su corazón contar con la protección de su esposa, pues no había nada que lo detuviese esta vez.
AemondTargaryen · 31-35
Sus dedos acariciaron el grabado de la corona de Aegon el Conquistador, una reliquia ruda pero elegante. El corazón se le hundió con miedo, pues iba a pagar un precio inmensamente alto por ella, pero tenía que admitir que eso le emocionaba.

No había otro lugar en el mundo para él, por más profesiones y viajes que había experimentado. Adoraba la vida con su esposa, pero siempre hubo algo que su sangre le pedía y faltaba; él era Rey. Y ante el asentir de su esposa decidió decir sólo un par de palabras antes de salir de la vida común.

— Te amo, Jana. — Y tras ello la corona volvió a su cabeza al colocarla usando ambas manos.

Su único ojo cobró un brillo único. Ante la tortura había perdido su parche, así que ese safiro parecía imitar la misma vida de su orbe. Enderezó su cuerpo, envío las manos a su espalda baja y asi observó llegar uno a uno a su familia, otros guardias inútiles y al consejo.

Estaban atónitos. Y él tan sólo sonrió.

— Hola, imbéciles. Ahora las cosas van
Thelilacwitch · 18-21
¿Por qué? El orden de las cosas había estado tan bien: la vida en las pieles de seres comunes se sentía cómoda, pacífica y, lo más importante, feliz. La felicidad era complicada en el mundo de los reyes y aunque logró serlo con Aemond en el pasado no estaba dispuesta a abandonar su vida plena por una corona.

Suspiró, tan triste por saber la verdad. Westeros era una porquería sin el orden del primero de su nombre, Aemond.

Asintió con la cabeza y se puso de pie para enfrentarse a los que venían.

Eran su gente, hijos de los hijos de sus hijos... Había un poco de ella en ellos, excepto la magia. Entonces evocó una señal para proteger a su esposo de cualquier amenaza, impenetrable.
AemondTargaryen · 31-35
La alarma comenzó a sonar, y él aún no sabía qué contestar. No recordaba la última vez que había expresado tanta amargura en su rostro; quizás había sido cuando había asesinado a su tío y reclamado el trono con violencia.

Se miró las manos, ¿En qué se había convertido su familia? Los dejó reinar uno a uno, dejándolos cometer sus aciertos y sus errores. No se había dado cuenta cuánto los Targaryen habían decaído, y no tenía el valor de mirar a Jana.

Escuchó pasos de personas correr hacia allí, quizás más matones, o el consejo, o el resto de la familia de esa generación. Se puso de pie tras soltar un suspiro y caminó hacia el cadáver del último Rey, de donde tomó la corona ensangrentada de su cabeza.

Con una mirada llena de dudas observó a su esposa, esperando su opinión. Esa corona bien podría volver a su cabeza en ese momento.
Thelilacwitch · 18-21
Se sacudió en cuanto la sangre salpicó su mejilla y el cuerpo cayó inerte al lado suyo. El típico aroma de Aemond la tranquilizó sin siquiera verle, alzó la mirada y se quedó quieta. Lo dejó meditar, ella debió hacer lo mismo pero no podía estar más concentrada en el futuro que en su felicidad de verle con vida.

Cuando habló fue como escuchar un chiste, erguida de rodillas rió y se inclinó a abrazarle.

━En Suiza no sabrán de nosotros. ━dijo con el mero intento de alivianar la situación. ━No me sentí así desde que era joven... En casa armaremos un plan.

Se apartó para darle la mirada que sin mediar palabra le decía: entiendo la situación, es algo grave, pero hallaremos una solución.

La solución era volver a desaparecer antes de que el caos monárquico reinará Westeros... ¿no?

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