Luego de haber enviado detalles por privado a su amigo y camarada, decidió llegar antes a la entrada de aquella caverna donde se rumoreaba habitaba una bestia de carácter bastante hostil.

No sabía exactamente que era, tampoco le interesaba demasiado, sólo quería aprovechar la oportunidad para tener una aventura más con aquel amigo suyo que solía hablarle de su padre, de cierto modo, era como si a través de él pudiese conocerle más.

Todo está despejado.

Manifestó sonriente, esperando a Tsurumaru llevando en aquella ocasión su alabarda al hombro.

La cueva no parecía demostrar mas que aquél típico paraje rocoso, característico de las mismas, cortada a la mitad por un río que fluía hacia el interior de la misma.