La personalidad de Mitsutada era flexible cuando se trataba de esas cosas, aunque le gustaba ser relevante respetaba mucho cuando otra persona llevaba el liderazgo. Sin embargo al igual que el menor se percató del silbido de las flechas al ser disparadas por lo que en un rápido movimiento de brazo blandió la espada y partió a la mitad la flecha única que se hubiera dirigido a él por estar cerca del más joven.
Sus brazos se separaron de su cuerpo asi como sus piernas se abrieron un poco más en una posición más de alerta defensiva por la voz que habían escuchado resonar en la cueva, manteniendo su ojo atento a cualquier mínimo movimiento que pudiera percibir, haciendole una señal con la mano a Tsurumaru para que bajara el fuego de la antorcha y asi no producir una sombra llamativa que los llegue a delatar frente a quien se escondiera aparentemente en la penumbra. [/code]
[code]Me llamo Kuro, es un gusto conocerte. Sin duda alguna algo muy extraño pasa aquí.
Alcanzó a decir Kuro a los demás, haciendo una mueca con su rostro para que le siguiesen por aquella bajada mientras con la otra mano, luego de ésto, realizó un típico gesto de silencio.
Kuro no tenía demasiada experiencia en lugares obscuros, después de todo, no hace demasiado tiempo que el tomaba una clase de aventuras, por lo que no se percató que en su imprudente andar pisó una roca falsa y activó una trampa de flechas justo por donde estaban pasando, flechas que no le mataron allí mismo solo porque al escuchar el sonido de las mismas logró impulsarse nuevamente hacia atrás, mostrando un sorprendido gesto.
¡Rayos, Chicos!.
Alcanza a expresar cuando su voz es opacada por otra que resuena desde el fondo de la caverna.
[center][code]Shoku, no hay necesidad de ser tan formal. Él es el hijo de un buen amigo mío, técnicamente tenemos más experiencia militar que él pero es un buen entrenamiento para ver si sigue el camino de su padre- comentó mientras encendía su antorcha
El eco de las llamas crujir en la madera hacía eco por la cueva, del mismo modo que las gotas al romperse en el duro suelo o rompiendo la tensión del riachuelo aun costado suyo. Tsurumaru parecía genuinamente feliz avanzando por la cueva viendo en todas direcciones como si de un pequeño en la feria se tratase, sin embargo no le quitaba los ojos de encima a Kuro pues sentía que era su deber ver por él. Quizá de esa forma podría permitirse ver a la cara de su difunto padre...
O quizá no recibió la sorpresa que quería... - dijo siguiendo con la mirada el cadáver flotante para luego detenerse - [c=#7300E5]No es porque haya tres galantes hombres en una cueva pero ¿no sienten que está aumentando la tempera
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[center][code]¿Tardar? Eres tú al que le gusta ser extravagante con sus entradas.
Su voz no era de sorpresa por verle llegar primero, ya que ese tipo de cosas eran muy del "estilo" de la espada blanca. Notó la tercera presencia con ellos, de la que el propio Tsuru apenas le hubiera hablado por lo que se acercó a aquel hombre y subió una de sus manos a la altura del pecho a modo de saludo militar respetuoso.
Es un gusto, mi nombre es Shokudaikiri Mitsutada y espero ser de apoyo en la misión de hoy.
Aunque su apariencia pudiera ser algo intimidante al ser similar a la de su antiguo maestro, ese tipo de palabras y actitudes dejaban claras la frescura que en realidad tuviera la personalidad de la espada. Sujetó entonces el trozo de madera, el cual encendería para aclarar el oscuro lugar, percatándose del cuerpo que flotara.
A pesar de ser una espada, ese tipo de cosas nunca han sido de mi agrado. [/code] [/ce
No te había sentido por aquí, perfectamente podrías dedicarte a ser un bandido. ¿Qué es este pedazo de madera?
Preguntó bastante curioso tomándolo con cuidado por su izquierda para luego asentir ante la propuesta de Tsuru, después de todo ya había estado en aquel lugar, aunque cuando lo hizo no se sentía esa presencia tan desagradable alrededor.
Siganme muchachos.
Mencionó comenzando una tranquila caminata caverna adentro, cuando a los pocos minutos pudo apreciar un cuerpo muerto, bastante deteriorado siendo llevado por la corriente.
[code]Ustedes tardan bastante...-resonó la voz familiar del samurai en la cueva, seguido de un sonido seco de un objeto de peso considerable cayendo.
Llevo escondido bastante tiempo esperando por ustedes, menos mal que ya están aquí ¿los sorprendí?- Tsuru se levantó sacudiendose un poco la tierra que tenía en los hombres y dedico un breve saludo a ambos para posteriormente dirigirse a una de las paredes de la cueva.
-Me tomé la libertad de traer estas...- dijo entregando algo que parecia un tosco pedazo de madera a Shokudaikiri- Tú y yo proporcionaremos la luz, Kuro-chi ira al frente y dará las órdenes: será el taichou en esta operación[/code]
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Tsurumaru tenía ideas muy extravagantes en la cabeza, pero era un tema interesante desde el punto de vista de la espada Shokudaikiri, quien hubiera sido su compañero de maestro en los días en los que el clan Date hubiese sido liderado por el legendario "Dragón tuerto de Oshu". Ese tipo de cosas fueron las que me impulsaron a seguirle la corriente en cuanto a esa extraña misión de la que poco o nada de detalle le hubiese dado a parte de la ubicación del encuentro.
Sus pasos hicieron eco en el amplio lugar, solo acompañados por el flujo del agua que se adentrara en armonía hacia la poca luz de su interior, dejando que el tuerto dedicara su único ojo a mirar de un lado a otro en búsqueda del albino que hasta allí le hubiese guiado con sus palabras previas.
Luego de haber enviado detalles por privado a su amigo y camarada, decidió llegar antes a la entrada de aquella caverna donde se rumoreaba habitaba una bestia de carácter bastante hostil.
No sabía exactamente que era, tampoco le interesaba demasiado, sólo quería aprovechar la oportunidad para tener una aventura más con aquel amigo suyo que solía hablarle de su padre, de cierto modo, era como si a través de él pudiese conocerle más.
Todo está despejado.
Manifestó sonriente, esperando a Tsurumaru llevando en aquella ocasión su alabarda al hombro.
La cueva no parecía demostrar mas que aquél típico paraje rocoso, característico de las mismas, cortada a la mitad por un río que fluía hacia el interior de la misma.
