« Back to Album · Next »
《 Que agradable luce la noche. 》
 
Newest First | Oldest First
| Perfecto, porque esa inocencia es para Alice. ¿¿¿
— Tan complaciente...~

Musita en el cariñoso movimiento al rozar su nariz con ella. Gala tenía una sonrisa plasmada en sus labios, sabiendo que la mirada de Alice se paseaba por su rostro.

— Quiero ir a tu habitación.

Dijo en lo que su diestra se paseaba por la nuca de la hermosa mujer, acariciándole serena, con especial cuidado. La pelirroja tuvo que contener la respiración al pronunciar lo que deseaba, era por supuesto una osadía de su parte pero no quería arrepentirse. Rozandole los labios vuelve a decirle en esa íntima cercanía.

— Llévame contigo. ~

| Y se sigue en privado porque no voy a exponer la inocencia de Gala. (?)
Entre más puede detallar, más puede elevar su atracción, descubriendo sensaciones que pueden parecer tan pequeñas pero resultan en algo sencillamente hipnotizante para cada tramo de su ser.
Aún con las palabras de Gala, que por suerte consiguió entender sin esfuerzo, una risa igual de coqueta liberó, suspirando con esa pequeña sonrisa contra los labios contrarios.

━ ¿Y a dónde deseas ser llevada? ~

Esta vez se dedicaba a explorar el rostro ajeno con la mirada, estando tan encantada con esa expresión que le era imposible no sonreír.
Ciertamente, no tenía impedimentos de continuar, mas en esos instantes, le parecía la comodidad propia incluso más importante que ella misma.

━ A donde desees, y como lo desees.

Agregó entonces, mientras usaba su nariz para poder rozar la de Gala. Hace lo posible por contener el querer fundirse una vez más en todos sus besos.
La respuesta de Gala fue un suspiro contenido, liberado despacio en lo que esas manos tocaban sus muslos, esa zona inexplorada tan directamente por Alice. Estaba encantada con cada acción ajena.
También había reído, leve y provocadora al hacerlo, dejando ambas manos sobre la zona lumbar de la mayor.

— Me atrevo a decir que es mutuo.~

Por un momento detiene los besos, sin alejarse de ese rostro que ahora detallaba con una mirada silenciosa.
Entonces Gala sonríe, con ese rubor que destacaba las pequeñas pecas en sus mejillas.

— ¿Quieres...seguir aquí? Me refiero a...

Entrecierra sus ojos levemente. No sabía cómo expresar a qué se estaba refiriendo pero esperaba que Alice, al oír el tono de su voz, se diera cuenta de su discreta insinuación.
Un mover suave y delicado, estaba procurando grabarse una vez más ese delicioso dulzor que los labios de Gala desprendían. Ese sabor tan único que la llamaba por más, como una simple adicta que solo anhelaba consumir su alimento favorito, y en este caso, el de su persona favorita.

El desliz de aquellas manos es imitado, mas al contrario de la menor, sus palmas pasearon sobre los muslos a nueva cuenta, pasando bajo ese vestido que la cubría, tan solo tentada a la idea de tocar esa piel que tan suave es, con sus uñas apenas recorriendo por igual.

Podía reírse entre cada uno de los besos, los mordiscos le eran un perfecto complemento que atraía una mayor temperatura.

━ Te estás volviendo una mayor adicción con cada segundo. ~
El movimiento de la boca ajena sobre sus labios era perfecto.
Alice besaba muy bien. ¿Había algo que esa mujer pudiera hacer para disgustar a Gala? Al parecer no, porque a cada instante anhelaba permanecer a su lado.

Incapaz de interrumpir esos besos, la pelirroja guiaba las palmas de sus manos por la tersa piel de la mayor.
Acariciaba sus hombros desnudos, descendiendo por esa espalda femenina con toques curiosos de los dedos.

Era amorosa con ella, incluso si se le escapaba alguna mordida en el labio ajeno para demostrar su picardía.

— Eres tan suave.~
Esas palabras conmovieron sus sentidos en toda perspectiva posible, una única afirmación, tan precisa como sincera, un hecho era que el sonreír de Alice no podía ser contenido, cada encanto de Gala la tenía atrapada en esa adictiva sensación de apreciarla, tocarla, escucharla, una cautivadora atracción con cada segundo que comparte junto a la pelirroja.

━ Entonces, lo tomaré, todo...

Un anuncio verdadero, anhelaba cada tramo de la menos alta. Tras una risa que fue correspondida, no lo pensó, degustó el tacto de los otros labios en un beso que no pensaba dejar ir, con sus brazos moviéndose y, capturando la cadera de Gala, como si realmente fuera a escapar, aquella a quién declara como suya.
Cada vez que Alice decidía hacer un movimiento, Gala se sentía preparada para dejarla ir más allá, porque le gustaban en demasía esas manos.
Incluso sobre la tela de su vestido el tacto tranquilo pero provocador de las caricias tenían a la pelirroja con calor en su pecho y una sonrisa en los labios permanece cuando escucha las palabras de la mayor.

— Puedo darte lo que quieras de mi, porque eres tú...

No tuvo que explicarse, pero al menos intentó dejar claro lo que sentía. Gala también emitió una risa melodiosa y suave, con travesura cuando vuelve a acercarse a esos labios rojizos.
Comienza a besarla mientras sus brazos le rodeaban en calma por el cuello, en ese gesto amoroso pero ligeramente posesivo.
Alice suspiró, sutil calor el que ella le podía brindar; tan atractiva, dulce y roza perfectamente con la línea entre la suavidad, curiosidad, y el erotismo en su más puro, y a su vez, adictivo sentido.

No se había resistido a recorrer más de aquella figura tan única para su ser, así que tan pronto Gala tomó asiento, sus palmas avanzan, una toma camino contra el busto mientras la otra paseó sobre un muslo, yendo con naturalidad hacia los glúteos. La albina actúa con sumo cuidado, una serenidad propia de ella, se daba el tiempo suficiente para disfrutar de cada segundo.

━ Oh, mi dulce y bella italiana... Es un hecho que, anhelo todo de ti. ~

Responde con igual serenidad, una pequeña risa pudo dar, pues en un gesto más suave propio, plantó un pequeño beso sobre la punta de la nariz.
El tono rojizo que adornaba sua pómulos le daba un toque de inocencia, aunque su expresión detonara deseos por Alice. Deseos que ya no ocultaba tan bien.

Bajó la mirada quierendo seguir el recorrido de esa mano por el pecho, estremecida pero sin querer alejarla.
Por el contrario la pelirroja decidió acomodarse mejor sobre la mujer bajo su cuerpo, de tal manera que como si ese fuese su lugar desde siempre; se sienta sobre la pelvis ajena con suavidad.

— ¿Qué quieres, exactamente? Mejor debería preguntar, ¿qué quieres de mi?~

Susurró con una mirada centrada en el bonito rostro de la mayor, volviendo a apegar sus manos en ese cuerpo atrayente.

Add a comment...
 
Send Comment