El roce en sus rostros era difícil de ignorar. Gala no se dejó intimidar por ésto, tampoco buscó alejarse. Lo mismo ocurrió cuando el tacto de Alice, tan amable y paciente se posaba sobre sí, ahora en su espalda. Le gustaba sentir la intimidad cercana entre ellas, pero la pelirroja pensaba que ese juego se estaba volviendo algo más.
¿Y si Alice no estaba bromeando después de todo?

Cuidadosamente Gala guía una mano hacia la frente de la mayor, donde movió un mechón blanquecino, apartándolo. La observa, sonríe teniendo que responder por fin.

— Te gustan las respuestas concretas, compartimos eso, es curioso...Puedo decirte que si, accedería. Estaría en ti lograr que me arrepienta de mi decisión o no.

Movió su cabeza de lado, sin alejarse. Parte de su cabellera rojiza descansaba en su hombro ahora.

— ¿Ser algo más que una sirvienta me ayudaría a entenderte mejor? Porque eso deseo.