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Salir de su base en el pozo petrolero de Gawar fue increíblemente difícil, pero urgente. La Orden del Rubí había contratado informantes externos que pudiesen recolectar más datos, y no podían exponerse a ir hasta donde estaba. Así, colocaron un punto de encuentro en un barrio chino recientemente abandonado por sus ciudadanos.
Pero no tenía idea de qué tanto estaba metida en la mierda hasta ese momento. Su rostro y el de sus compañeros estaban en todas partes, su labor para salvar al mundo era considerado terrorismo, los medios comprados por los líderes del mundo que no deseaban cambiar. (...)
 
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VoidEnvoy · 36-40, M
-Una cosa más... -detuvo su pregunta. Ella había sido más rápida con las palabras.- Ud. primero, por favor.

Toda su atención se volcó en la mujer que tenía frente a él. Tenía interés en oír su petición, aunque eso no garantizaba que fuera a aceptarla.
VoidEnvoy · 36-40, M
Había escuchado cosas terribles acerca de la organización que ahora le empleaba y en especial de la mujer que ahora tenía a sus espaldas. Historias que la dejaban como una extremista ambiental eran pan de cada día en las noticias, pero sin duda sus favoritas eran las teorías acerca del origen de su cicatriz. Realmente no le importaban todos esos cuentos, desde su punto de vista nunca era tan simple como un bando de buenos y otro de malos. Él por su parte había aprendido a sacarle provecho a los conflictos, nunca más lo tomarían desprevenido o del lado de las víctimas.

Estuvo sumergido en sus pensamientos por un momento, a la espera de que su contacto diera el visto bueno.
Se puso de pie para finalmente dar la cara hacia ella, no era necesario incomodarla con una inspección minuciosa. Estaba a la espera de que termine de guardar el documento y levante su mirada, tenía una duda y pensó que ella podía aclararla. (...)
ATIZE · 36-40, F
Pudo darse cuenta que no la miraba. Vaya, ¿Tan mal la habían pintado los medios? Aunque era bastante fácil hacerlo. Tenía el rostro de toda una villana, ese gran parche y ahora el cabello corto y práctico. El maquillaje estaba completamente descartado en su rutina, cualquier detalle que mejorara su semblante. Por supuesto que habrían inventado un motivo terrible para la existencia de su cicatriz, como un crimen o un asesinato, cuando en realidad tan sólo había sido una víctima más de las circunstancias.

Cuando el otro retiró la mano pronto reemplazó la misma con la propia, sujetó el sobre y lo guardó al interior de su chaqueta de cuero negro después de bajar un poco el cierre. Este sonó al ser subido de nuevo de tajo, luego se hizo un silencio incómodo. Era como si ella estuviese buscando las palabras correctas. Vaya, que como empleadora podría simplemente ir al grano.

- Necesito pedirte otro trabajo.
VoidEnvoy · 36-40, M
Su mano izquierda se mantuvo encima del sobre de papel sellado por unos segundos más antes de regresar a él y resguardarse en el bolsillo de su gabardina. El contenido de su informe constaba de un manuscrito de 8 páginas detallando las instalaciones que había investigado, turnos de guardia, patrones de vigilancia, cantidad de personas que entraban y salían durante el día; además de un minucioso mapa de la zona exterior y otro menos detallado del interior del complejo.

No era la primera vez que realizaba informes de ese tipo, después de todo, contaba con ciertas ventajas para pasar desapercibido. Lo que si le sorprendió era lo minuciosos y exigentes que eran sus nuevos empleadores, desde exigir que el reporte y sus copias estuvieran firmadas y escritas a mano, hasta tener que enviar a la central un informe paralelo con el detalle de todas las acciones que hizo durante su misión de espionaje.
VoidEnvoy · 36-40, M
-Entonces debería darme prisa, no vaya a ser que los pisos bajos estén todos tomados. -respondió de manera tranquila, con una ligera sonrisa.

Mientras conversaba había estado hurgando dentro de su gabardina y de uno de los laterales internos sacó un sobre de papel, estirando la mano colocó el aquél sobre la superficie plana del pilar en el que ambos se apoyaban. No volteó a verla en ningún momento, estaba seguro que se trataba de ella con todo lo que había visto en los medios y con la descripción que su cliente le había dado de ella.

-Eres toda una celebridad allá afuera, si fuera tú andaría con cuidado. -usó un tono más serio que antes.

Dijo sólo lo necesario para ponerla al día con las noticias sobre ella. A juzgar por el tono de voz de la mujer, esta parecía tener suficientes problemas como para no haber tomado una precaución tan obvia. No le correspondía tocar temas tan personales con una desconocida, y a decir verdad, tampoco le interesaban. (...)
ATIZE · 36-40, F
loto encima del pilar donde había esperado a su contacto y puso las palmas sobre sus rodillas. Había pasado alrededor de cinco meses aislada en el pozo petrolero de Gawar en Arabia Saudita, rodeada de arena y los menos aparatos electrónicos posibles para no recibir intervenciones. Había sido una ignorante esos años, pues las cartas y los esporádicos envíos de su organización no servían para anunciarle nada más que lo básico.

Era triste ese aislamiento, en verdad. Llegó a preguntarse a si misma si incluso las Kardashian seguían con vida, cualquier tontería de esas. Se sorprendía no haber enloquecido hasta el momento.
ATIZE · 36-40, F
El paso y el gruñido del perro delataron una tercera presencia, la cual dedujo era su contacto. Pero a pesar de la crítica situación en la que ahora vivía, no tuvo ánimos de voltear, ni mucho menos de verificar si se trataba de otra persona. Estaba tan agotada, tan desmotivada por el fracaso, que muy dentro de su mente deseó fuese finalmente su verdugo y terminara su interminable lucha.
Porque no, no podía mentirse a si misma. Ansiaba salir por la puerta fácil, lo había considerado algunas veces presa del estrés por la destrucción de su vida, su identidad y el compromiso con el trabajo, pero también ansiaba vivir para tan sólo ver en qué infierno se convertiría el mundo.

Y por ello levantó la vista de su único ojo sano y lo miró. Una cara y una voz nueva para variar, lo que la hizo sonreír de lado con cierta debilidad.

- Escuché que el agua no sube a los pisos más altos. Tal vez se alegraron de dejar este sitio... ¿Cómo se ven las cosas ahí afuera?

Se colocó en posición de(.
VoidEnvoy · 36-40, M
Su marcha continuó hasta quedar de espaldas a ella, apoyando la misma sobre el borde contrario del mismo lugar en donde ella estaba sentada.

-Me han dicho que hay muchos lugares para rentar en este barrio, parece un lugar tranquilo para vivir. ¿No crees?

Rompió el hielo con aquella pregunta mientras soltaba uno a uno los botones de su gabardina, siempre con la vista hacia el frente.
VoidEnvoy · 36-40, M
Era la tercera vez que revisaba los alrededores desde el lugar en dónde se escondía. Desde donde estaba podía reconocer a la mujer, por supuesto qué sabía quién era y cómo lucía. ¿Cómo no saberlo? cualquiera que tuviera acceso a los medios conocía de la labor terrorista de su potencial cliente, pero aquello le importaba muy poco. Tampoco empatizaba con su causa ambientalista, estaba seguro de que no viviría lo suficiente para preocuparse por la inminente destrucción del planeta.
Tras hacerse esperar por unos minutos más salió de su escondite. El largo y lúgubre pasillo de un barrio abandonado era el lugar perfecto para reunirse, después de todo, una de las condiciones impuestas por él para el encuentro especificaban ambientes sombríos.
Fue así que caminó en dirección a ella, el sonido de la madera en las suelas de sus zapatos golpeando el piso fue la primera señal de que se acercaba. Unos metros más adelante un gruñido dubitativo en el perro confirmó su presencia. (...)
ATIZE · 36-40, F
¿Cómo iba a ser su vida en caso de que ganaran...? ¿Había siquiera forma de ganarle a todos? El planeta quería muertos a todos, ese era un hecho. ¿Cómo se suponía que iban a pelear con todo el sistema del mundo, y con el mundo a la vez?
La carga en sus hombros la estaba desanimando. Sus manos sostenían un pedazo de pan mientras lanzaba pedacitos a un perro callejero que se quedó atrás, mientras esperaba a su contacto.

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