—¡Mmmññ!— Visualizó a Artyom como una planta carnívora que la tenía justo en sus “fauces”. Lo último que deseaba era verse envuelta (más) en esa discusión de hermanos, así que, pecando de inteligencia (?), la Onna les volteó la jugada con una nueva interrogante:— Querrás decir…— ladeó el rostro, cerrando los ojitos, mirándose inusualmente arrogante. — ¿Quién de ustedes dos se quedará conmigo? — Listilla, eh. (?)

Se frotó un par de veces las sienes aturdida al dar vueltas una y otra vez las voces que se unían como una sola si de sacarla de sus cabales se trataba.
Llegar a esa conclusión por su malhumor, su hermano amaba sacar las cosas de contexto a su favor y por ello lo maldecía entre dientes en un inexistente e inaudible rechinar de sus muelas.

— Si te dejo solo es porque tú montas estas situaciones tan ridículas para darte protagonismo. —
Acusaba al mayor apuntándole con el índice y bajando después a la figura que tenía envuelta en sus brazos.

— ¡Y tú!, decide. ¿Te vas conmigo o te quedas con él?

No, no, no, no. No la vio pero sintió ese cambio, ese color, esa reacción. Le habría gustado derretirla entre sus brazos así como al hielo en una sábana caliente pero, en cambio la mantuvo en su "nido", en el espacio entre su pecho y sus extremidades.

—Si me dices así me sentiré especial. Un apodo, de ti para mí —hizo una mueca particular con la boca, como si lanzara un beso al aire. ¡Véase que a los orcos también se los enternece de vez en vez! Y de verdad. Tanto que la apretó más contra sí mismo ni bien oyó el griterío chillón, ofensivo e innecesario de la joven frente a ellos.

—¿Ves lo que te digo? Está celosa, Yuki, a pesar de que, como bien notas, me deja abandonado cada vez que lo encuentra posible —booh, se lamentaba. Pero pronto se desdibujó su expresión y sus labios, neutrales, se arrimaron a la orejita de su defensora—. ¿O será que la inquietud de mi hermana es por ti? Y entonces deba ser yo quien esté celoso.

— ¿¡Eh?! — con plena facilidad, el moreno se hizo de Yuki como si ella se tratara de una muñequita sin voluntad. Quedó atada a su cuerpo, lo cual provocó un nuevo rubor sorpresivo. Al levantar la mirada quedó sorprendida. ¿Cómo es que Mika y él eran tan bien parecidos? (?)

— Gracias, Aru...— hizo una mueca reflexiva. Por lo menos el nombre de Mika era sencillo de pronunciar.



— ¿Puedo llamarte "Aru-kun"? — Entonces escuchó el chillido explosivo de Mika, el cual la dejó paralizada de miedo. (?)

— ¡M-mika chan! ¡No puedes dejar solo a tu hermano! — ¿O sí? Con ellos está aprendiendo la dinámica de las familias. (?)

Qué espectáculo tan molesto, porque ella más que nadie sabía las intenciones tras esas muestras vacías de afecto, su arrogancia no lo ayudaba a ver más allá y el malhumorado gesto de la vampiresa tampoco era de mucha ayuda, se volvía irracional y la paciencia la lanzaba por los cielos.

El toque a su cabeza lo soportó, pero aquel abrazo provocó que su cuerpo tiritase de furia y sus hombros se encogieran posando cual gato enojado entre sus brazos.

Fue muy escandalosa, pero no podía evitarlo. Entre él y la mujer la habían terminado de desquiciar. (?)

— ¡Se acabó la charla emocional!, vámonos de aquí Yuki.

Dejó la mano en el aire, porque para ser último juez sobre su voluntad estaba él y ni nadie, ni siquiera aquella a la que profesaba amor eterno, se interpondría en su sitio. Algunos seres tenían influencia en su comportamiento, claro está, mas Yuki no podría, aunque suplicara, sacarle la idea de la mente. Por eso dejó él ir a la compartía su sangre, aunque sería por poco tiempo pues, en realidad, cambió de estrategia.

—Claro que puedes —se arrimó a ella, a Yuki, atrapándole las muñecas con paciencia. ¡Como si la tuviera! Las dirigió a sus propios costados, guiándola para abrazarse a él—. Lo haces de este modo, ¿ves? Me aprietas fuerte y luego dices "gracias"—. Apoyó sobre su cabeza la mejilla, como antes hizo con la otra—. "Gracias, Artyom".

Ahí iba su respuesta. Al final volvió a echar una miradita a Mika, pidiendo con silencio que se uniera a ellos.

Ya demasiado acongojada se sentía como para aceptar la invitación. Yuki no comprendía del todo la relación entre hermanos puesto a que, hasta donde sabía, fue hija única. Estropear ese momento tan íntimo con su presencia… No debería.

Negó con raudo movimiento de manos, cruzándolas frente a la altura del pecho más de una vez. Aunque se le viera cariñosa y empatica, la yōkai le rehuía mucho a las emociones.

— ヤダ！No podría hacer eso…— apretó los labios. — ¿Cuál era tu nombre? — 💧

Iban a ahogarlo con semejante ternura, le ablandaban el alma. ¡Las mejillas sonrosadas de una, su berrinche, más las mejillas sonrosadas de la otra con su vergüenza jovial! ¿A cuál besaría primero? Debilidad es debilidad, así que sostuvo las mejillas de su hermana para besar dulcemente en la coronilla de su cabeza.

—Pobre desgracia la tuya, que no aceptas tus sentimientos a pesar de que brillan ante nosotros. ¿No es así? Yuki —dijo aquel nombre con lentitud, abrazándose a la rubia apesadumbrada y apoyando sobre ella, y sobre donde antes había besado, su propia mejilla. Así le era fácil dirigir sus rojizos ojos a la que acababa de conocer, tan encantadora doncella. De hecho, no acabó pronto con la magia de su carisma; extendió la diestra hacia su nueva amiga—. Únete al abrazo familiar, por favor, y déjame sumarte al hogar entre mis brazos. Mi hermana es terca, torpe y nos necesita.

<3

— ¡Que NO estoy celosa! —

Estaba en descenso a la locura con aquel par, por un lado estaba el no alimentar aquella alimaña egocéntrica con pies que era el mayor y por el otro tenía a la joven que le seguía el juego con tal de ver de la cabeza de Mika una vena resaltada.

El rubor se adueñó de las mejillas de Yuki. Era demasiado sensible a los halagos. (?) Negó con la cabecita varias veces, hasta que…

— ¿Celosa? —. Curvó las cejas en aras de preocupación. La Onna pecaba de ingenuidad a veces, sobre todo si se encontraba en una situación familiar.



— Gomen ne, Mika chan. No quería que te sintieras de tal modo. Quería conocer a tu hermano… pero no pienso quitártelo. Quería saber si es igual de genial que tú. . . ¡ごめなさい！— Ingenua (??)