Aquellas palabras lo regresaron a un momento del pasado, un preciado recuerdo que atesoraba con cariño y nostalgia, mientras los fragmentos en su memoria se entrelazaban con timidez y soltura, creando una balada tenue con su melodiosa y delicada voz.
—Y tú eres mi pequeña Akari.
Y la divisó como si fuese la primera vez, rompiendo las barreras de una distancia que se desquebrajaban con la promesa de su encuentro, dejándose poseer por la calidez de una sensación tan frágil cual sueño, dejándose guiar por el brillo que habitaba en los ojos de aquella muchacha al recordar su nombre.
—Yo…
—“¿Podemos hablar después?”
Su voz parecía un murmullo que trasmitía la idea de un deseo que se consumaba con el rubor en su mirar, alejándose de la bella muchacha en una despedida tortuosa pero necesaria.
“¿Entonces crees en las coincidencias? ¿En las visiones que se encuentran dentro de los sueños que van más allá de eventos que aún están por suceder?”
—¿Qué es esta sensación de nostalgia? ¿Qué es este deseo de ternura que experimento con solo verle?
El varón se mantuvo expectante, bajo la premisa de un recuerdo que habitaba en los fragmentos de sus sueños, recordando aquella ciudad donde la pudo conocer, en una cita improvisada donde sus caminos se cruzaron en un cúmulo de pasión desenfrenada.
Los años pasaron y la promesa de un reencuentro parecía escribirse en un firmamento que invitaba a ciertas almas a compartir el mismo camino. Su nombre era Nier, un joven catedrático de ciencias sociales que había arribado a una de las más prestigiosas escuelas en Japón, de origen europeo y una exquisita galantería, observó al alumnado sin pensar que ella se encontraría entre los estudiantes, sin pensar que su historia se escribiría nuevamente, con tintas de recuerdos y vivencias en las páginas de cada memoria que atesoraba con dicha y amor.[/center]
Es bueno saber que estás bien y que tu interés es seguir haciendo el bien, gran tranquilidad me genera eso. Durante el día podremos volver a juntarnos para hablar.
Parece que tienes un admirador secreto. Que esto no interfiera en la tranquilidad que debes acarrear al momento de entrenar.
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Es un honor! - llevaba su mano, palmando la cabeza de la pequeña, mimando amablemente,luego sacaría un dulce ofreciéndole a su nueva amistad - A ti debo darte las gracias, no es común encontrar a personas tan amables, eso me conmueve, y que me conmuevan, es difícil.
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Akari Luna, bonito nombre es un gusto conocerte pequeña, encantado!
