¡Sirena! ¡AH! - Ese repentino "ataque" de besos en su cara lo sobresaltó de tal manera, que causó que perdiera el equilibrio de inmediato en el instante en que la pelirroja se lanzó sobre él. - ¡Auch! - Soltó al sentir cómo su cabeza chocaba contra la arena del suelo.

- Sin embargo, parpadeó varias veces en cuanto se dio cuenta de que Ariel estaba sobre él, pudiendo sentir muy bien el calor de ella. El corazón de Joe palpitó a una peligrosa velocidad, notándose un tenue rubor en su rostro. -

- Por desgracia, no muy lejos de allí pudo escuchar las voces de Sebastián, Flounder y Scuttle que se acercaban a ellos, de regreso para seguir ayudando a Ariel a vestirse. No quería ser visto por ellos, así que se separó rápidamente de Ariel, corriendo hacia el agua y sumergiéndose bajo el mar, sin dejar rastro. -

Terminó soltandolo, pero no para dejarlo, aún no terminaba su ataque de cariño y amor hacia él. Se quedó mirándolo unos segundos, antes de ensanchar más la sonrisa y brincarle encima, en un ataque de besos por todo su rostro, en señal de felicidad. ¿Lo tumbo? Sí. Y le brinco encima para quedarse sentada sobre él, tapando cuánto podía con su vestido el cuerpo ajeno.

¡Oye! ¡Oye! ¡OYE! ¡NO! - Exclamaba una y otra vez en un intento de detenerla de esos bailes y saltos de su parte, ya que en más de una ocasión Joe casi iba a caer en la arena, además de que los rayos del Sol le daban directamente en su delicada y pálida piel. - ¡Ya para, sirena! ¡Joder! ¡Me estoy mareando! ¡QUE ME SUELTES!

Negó varias veces, acercándose a él con una sonrisita maliciosa. Era feliz, quería compartirlo con su amigo. Sin decir más, lo tomó de las manos y lo jaló hacia ella, para que bailaran juntos. Su risa hacía falta, pero se veía en su rostro la felicidad que tenerlas le daba. Brincoteo al rededor de él, tomada de sus manos, con el cabello arborotandose tras ella.

Si, si. Ya sé. Tienes un par de piernas. Yupi~ - Respondió con total desinterés, acercándose a ella cubriéndose con su sombrilla mágica, sentándose en una amplia roca que estaba a orillas del mar. - Bueno, ¿Qué esperas? El hechizo sólo te durará 3 días. El tiempo corre. - Añadió con una pequeña sonrisa irónica. - Tu "príncipe" aguarda por tu llegada.

Hizo señas, entonces, para se acercara a ella. Su sonrisa era grande, ilusionada, giró un par de veces frente a él, presumiendo su "vestido".

La magia de Ama Úrsula funcionó...