/Esa amabilidad suya, podría acostumbrarse a apreciarla más seguido. Ante sus palabras no tuvo de otra más que imitarle, claro que, ella estaría sacudiendo un poco su propio cabello.

No eres nada codiciosa, ¿verdad? Está bien, te ayudaré con eso.

— Apreciar esa sonrisa por mas pequeña que haya sido, se sintió bien. Era una prueba de la confianza que al parecer, Ekaterina iba adquiriendo hacia ella.
La mujer termina por sentarse, sacudiendo despacio las manos. —

Un gracias es suficiente. Pero, si quieres ayudarme de alguna forma, puedes acompañarme a comprar nuestra reserva de frutas. Parece que tu puedes cargar mas que yo, haha. ~

/La risa opuesta, de algún modo era agradable oírla, ¿o es que ya se acostumbraba a esta con facilidad? Ni siquiera ella lo sabía con claridad. Aún así, suspiró, una tenue sonrisa finalmente se asomó.

Está bien, no era una mala crítica. Todo lo contrario, debería encontrar modo de agradecer lo que has hecho hasta ahora, incluso lo que estás dispuesta a realizar tan solo por ayudar.

— Había aceptado, y de qué manera. La mujer ríe entrecerrando sus ojos, y mostró un ligero rubor en el rostro. Ekaterina se expresaba así, y en algún momento debía acostumbrarse. —

Discúlpame si he sido muy entrometida. Pero, a veces es necesario para poder ayudar y ser realmente útil. Ya conozco parte de tu historia.

Supongo que eso es un buen cambio de aires.

/Después de todo, era tan diferente a lo que ya estaba acostumbrada, una paz que tiempo atrás no imaginaba tocar, suponía que al menos ello lo podría disfrutar.
Aún así, es imposible no notar la amabilidad de esa mujer, ¿es que así es por naturaleza? Sentía como si cualquiera pudiera aprovecharse de su nobleza en cualquier instante; cuidarla habría de ser buen pago, ¿no? No sabría como agradecerle correctamente. Pronto giró la cabeza, así poder verle de regreso.

Está bien. Te has entrometido lo suficiente que, negar tu ayuda sería igual a una falta de respeto.

En ese caso necesitas descansar, relajarte para poder aprender y luego pensar en otros objetivos. No hay prisa.

— Era imposible para Zeve no enternecerse con ella, sobre todo por cómo se comparó a sí misma con un niño.
¿Qué decía su instinto en ese momento? Quería ayudarla, como a los pequeños. Si podía, no la dejaría ir hasta verle segura y estable.
A un lado de Ekaterina, la mujer se recuesta con su cuerpo de lado; así podía verla mejor.—

¿Me permites ayudarte? No me refiero a sólo dejarte estar con nosotros. Quiero decir, puedo enseñarte lo que necesites. Me daría gusto hacerlo. ♡

/Negó con la cabeza. Si bien era cierto que su pasado no era uno de los más favorables, es algo que ya habría superado, o al menos, una parte de ello que prefería hablar con naturalidad a tener que sentir pesares por esos antiguos escenarios. Ekaterina acaba echándose sobre el césped.

Lo he estado pensando, pero no es mucho lo que pueda encontrar realmente. Digamos que en cuanto a conocimiento, incluso sobre lo que me guste, soy igual a un niño; no sé casi nada. Así que me estoy adaptando como puedo.

— Zeve era una oyente respetuosa y comprensiva y tras la suavidad de su expresión, no se escondía más que la tristeza por lo que supuso fue, un pasado doloroso. Sí, Ekaterina hablaba con fluidez y no parecía verse afectada aunque la castaña dudaba de eso.—

Lo lamento, tienes un pasado cargado de dolor. Como tú lo has dicho, ya no tenías una misión en ese lugar, y tal vez puedes buscar nuevos objetivos ahora. Algunos que sí te traigan felicidad.

/Inclinó la cabeza al costado, así pudiendo imaginar que sería adecuado mencionar. Aunque negó con la cabeza, para si misma el ocultar algo ya había sido no aceptado, así que observó hacia delante, el tan fresco como calmo escenario alrededor tuyo.

Todos ellos a murieron por mi mano, o al menos... La mayoría, otros se ocultaron o renunciaron. Yo viví para la venganza, mas ahora que había terminado, no tenía motivos para quedarme en el mismo lugar.

Oh, no...

— Con su cabeza niega suave, creyendo entenderlo todo con la resumida descripción de los hechos. Una respuestas desbloqueaba nuevas preguntas, y éste fue el caso con Zeve arrugando un poco la falda sin darse cuenta, lanzando otra interrogante. —

¿Pero qué haces aquí? Puedo asumir que escapaste, de otra manera no estarías lejos de quienes te usaron de este modo.