» Se colocó recto, como a la defensiva por un instante, brevísimo pero fue al final un signo de alerta con su propio hermano y se disgustó con sigo mismo.

— Mi confianza… confiaba en ti más que ninguna otra persona… solo te tengo a ti y al chino… Flavio, Ignazio y CIA, son nuestros hermanos pero jamás será igual… Flavio y yo nunca nos llevaremos tan bien y por consecuencia Ignazio tampoco… ¿crees que soy de hierro?… agradezco a los dioses que no estuviera enamorado de ella… o la vieja habría ido a tu funeral…

» Tomó la cajetilla de la solapa de su saco, llevando un cigarrillo a los labios y luego con ayuda de su encendedor lo prendió, dando una calada grande.

— El como la vas a recuperar depende enteramente de quién serás ahora… mi hermano… mi jefe o un idiota

Se acercó un poco más, está vez apoyando su mano en su hombro, escuchando cada palabra que él mencionó.

—Luca... perdóname.

Sintió incluso su cuerpo flaquear y su voz entrecortarse, más intentó mantener su temple, aquella situación realmente le afectaba.

—Me arrepiento de haber tomado esa elección. Eres mi hermano, mi amigo, mi aliado... Fuí un verdadero estúpido y me maldigo por ello. ¿Qué puedo hacer para recuperar tu confianza?

— Lo correcto… Mi hermano hubiera sabido lo que era correcto.

» No se molestó con su cercanía, pero tampoco le dedicó palabras de aliento, seguía con esa espina en el corazón, amaba a su hermano más que como su jefe, él fue quien lo crió al lado de su madre, entonces le dolía más que como morir.

— Si, le deje la invitación es la vieja Armand no puedo pasar de ella.

—En ese momento creí que era lo correcto. Pero me equivoqué, ¿es tarde para una disculpa, Luca?

Dió dos paso hacia él, aún dubitativo por la forma en la que su hermano menor reaccionaria a su cercanía. Le dolía haberse distanciado de él y aunque el orgullo de Luca se entrometiera, incluso aunque lo matará ahí mismo no se iría, no sin antes extenuar lo que sentía.

—¿La viste?

— Aún así decidiste que tampoco nuestro lazo sanguíneo lo valía Armand.

» Suspiró con pesadez, metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón, viendo hacia el cielo, la luna llena, cerrando los ojos mientras lo hacía.

— Sabes… la vieja pregunto por ti…

—Es verdad, no existe el precio suficiente para perder a tu hermano Luca...— Escuchó sus palabras, tan dolientes y cargadas de sentires que abrieron la herida más profunda en su corazón.