“Cuando alguien habla sobre el Mago Clow, tú pones una cara llena de bondad. Eso lo aprendí por mi papá, él ha querido mucho a mi mamá durante todo este tiempo, y si llegara a reencarnar, seguramente él se enamoraría otra vez de ella, y tú pones el mismo semblante que mi papá, por eso pensé que debe ser ese mismo sentimiento.” Aquellas palabras citadas por la nueva dueña de las cartas hicieron eco en la cabeza de Yue en cuanto su mirada se cruzó nuevamente con la del mago Clow, esta vez más joven, y en un cuerpo nuevo.
Los poderes de Yue se encontraban debilitados, y haber visto a Clow nuevamente aunque su orgullo no le permitía demostrarlo había despertado esperanza en el antiguo guardián. – Si ibas a regresar, ¿Por qué decidiste no mantenernos a tu lado? – Cuestiono con amargura aunque lo apacible de su voz hacia casi imposible distinguir el enorme sentimiento de resentimiento con el que había formulado dicha pregunta. – Aun no está lista. - Fue su único comentario acerca de su nueva dueña.
