Lento. Los días transcurrían con lentitud tortuosa, como si lo minutos se colgaran de la sombra que había dejado lo ocurrido. El departamento aún daba testigo del suceso: La sangre dispersa sobre el piso hablaba de un hecho trágico y violento, los fragmentos de un florero roto permanecían ahí tanto como las marcas en los nudillos de Kaalia. Había hinchazón y escozor en las heridas abiertas, en su rostro magullado por los golpes y en su cuerpo. Apenas habían pasado dos días desde la última vez que lo vio, y su último encuentro fue tan intenso como frágil, pues entre golpes y gritos las (..
que... Tú sabes, a veces no sé como lidiar con todo. —confesó en un tono que advertía el cúmulo de emociones pendiendo de su garganta, bajando la mirada por unos instantes antes de volver al frente y con su otra mano acariciar la ceja ajena en un roce suave, a sabiendas del dolor que en ésta pudiera causar— Desde hace mucho tiempo que me fueron ajenas demasiadas cosas a las que ahora necesito aferrarme... Aprendo en el proceso, pero aquel día tuve miedo... —aceptó en un hilillo de voz frágil, su rostro tenía aún marcas de todo lo sucedido, moretones que se mostraban también en sus brazos— Temí por ti, por el perro, por mi, Andi... —ahí sintió que el estómago le oprimía— Ustedes son lo único que tengo ahora, y lo sé, fue una pésima forma de demostrarlo, pero no funciono igual que el resto. Y sé que te has esforzado ¡también lo hago! Quiero estar aquí, quiero que te quedes... Quiero quedarme contigo. —y ésto no era sólo un mero comentario desesperado, no, era su (...)
— En algún momento ésto iba a suceder... Aquel día, en una semana, un mes, años, tendría que suceder. —dijo enseguida, sin mucho silencio de por medio una vez él terminó de hablar. Y si bien, era crudo de decir, era necesario, una verdad tangible que se iba arrastrando desde hacia tiempo atrás, desde todas aquellas veces en las que discutieron. Todo se acumulaba, hasta detonar, como una bomba de tiempo. Abrió los labios, tomó aire y se acercó a paso calmo hasta él, su sonrisa no era la mejor que pudiera ver, pero valía como un pago justo a su propia conducta, así que poco la consideró, simple y sencillamente se le plantó de frente, buscando la mano que momentos antes acariciaba el borde del sofá, sujetándola con tiento al comienzo, sólo para afirmarse finalmente, dejando en evidencia sus nudillos heridos— No quiero decir que sea una excusa, es sólo... (...)
joder las cosas. Por más que lo intente todo me saldrá mal. He aquí la prueba. -Se señaló la herida encima de la ceja, su sonrisa era tan cínica, tan llena de desencanto-
Lo entiendo Kaal ¿Si? -Dijo finalmente mientras pasó por la puerta. Asumió que ella se quedaría contra el marco, y Andi le daría la espalda. Vio la casa, vio el sofá y la valija con la que le habían golpeado. Frunció el ceño en aquel instante, a decir verdad sus palabras no era nada que antes no había oído.- Yo también pensé que no volvería. -Mintio, si de algo estaba acostumbrado era a los maltratos. Dijo mientras su pie diestro parecía jugar con el perro una vez que se alejara de lamer la mano de la rubia.- Tienes razón en lo que dijiste. Soy un asco, soy una mierda inútil. No hay demasiada dificultad en verlo. -Sonrio finalmente, entrecerrando sus ojos.- No eres la primera que lo dice, no deberías sentirte mal por decir la verdad. -Dijo finalmente, mientras su mano diestra acariciaba ahora el borde del sofa- Intento ser distinto...créeme que intento ser mejor para todo, intentar superarme y ser como la persona que mereces a tu lado. Pero es imposible...de alguna manera u otra voy a
era evidente lo que diría "No es verdad", quería dejárselo en claro, decirle tanto, pero pausó bajo la incógnita de lo que él tendría que decir mientras sentía las piernas temblar un tanto; café con leche se acercó para lamer la mano de Kaalia al notarla afectada, restregándose en ésta tras ello. Se sentía tan humana como hacia mucho tiempo no lo hacia y ésto sólo la confundía aún más, pero si de algo estaba segura, es que quería estar ahí y ahora, que en cierta parte de si misma guardaba una esperanza vibrante: Él había vuelto después de todo.
pómulos. Su mirada vacilaba en el piso, a momentos desviándola a un costado, no contaba con ese lazo de confianza necesario, pues el hecho de no haber obtenido respuesta a un gesto tan sincero y necesitado como su abrazo, le hirió muy en el fondo. Entonces se halló observando la sangre en el piso, los fragmentos del florero roto y demás, sería imposible no notar semejante desastre en plena estancia, considerando además que el sitio no era tan amplio, así que carraspeó, volviendo la mirada hasta él por fin— Pensé que no volverías. —dijo aquello con el tono sosegado, como una confesión muy íntima, pues de cierta forma lo era al dejar en claro su vulnerabilidad en su ausencia y el temor que sintió. Para ese punto no se acercó más, permaneció a un costado de la puerta simplemente— Aquel día... Yo... —pasó saliva, la garganta se le cerró en una mala jugada a causa de las emociones acumuladas, del recuerdo y sobre todo, el arrepentimiento— Todo lo que dije... —negó con el rostro, (...)
En inicio se quedó quieta, ahí, aferrada al único motivo que le mantenía de pie en esos momentos: Él, pues muy a pesar de todo lo acontecido, tenerlo cerca era como un relajante que aminoraba el dolor arraigado en su pecho, le traía paz de una forma ambigua, quizá ilógica para ojos ajenos. Eran sus manos las que canalizaban todo el sentir que con ella cargaba, sujetándose de la ropa de Andi sin importarle donde estaban, si la vecina veía o si estaba siendo imprudente; pero bien aceptó la indicación, inusualmente dócil a diferencia de aquel día donde sus puños habían mancillado el rostro de Andi, donde su mirada drenaba coraje, furia y frialdad— ... —no decía nada, no aún. Sólo le soltó y entró, cerrando la puerta apenas él entrara junto al perro que aprovechó para olfatear en torno a ambos, sereno, pero atento, incluso emitió un pequeño chillido.
Kaalia se acomodó el cabello tras las orejas, con poco éxito, pues lo corto de éstas las hacia volver al frente, rozando sus(...)
Kaalia yo... -No esperaba eso, para nada. Ni siquiera podia mirarle a los ojos, su mirada habia posado a un extremo del lugar, cuando la puerta se abrio sorpresivamente el simplemente concentrado estaba en un lejano punto fijo de la mismisima nada. Al principio, huraño como siempre parecio retroceder ante la cercania, ante el calor ajeno, ante su simple olor. Le traia un mal instinto reciente, heridas que fuertemente habia recibido y tambien que habia dado, llevandose el seguramente la peor parte del postre.- Yo... -No levanto sus brazos, mas bien se quedo estatico, como un extraño y delgado maniquí, estaba sudando en el extremo de su cuello, estaba sudando en su frente, pasando por la herida suturada. Intento avanzar, con ella encima.- Vamos adentro...yo...-¿Por que no era incapaz de hablar? No era algo que le costara, pero aun las palabras no le salian, Café con Leche tambien le observaba extrañamente, apenas si le lamio su mano, cosa que Andi rechazo cerrando su puño, no porque...
