No rechazó el brócoli ni un poco, estaba caliente pero aún así se las apañó para comerlo entre traguitos de aire y gestos propios de ello— ... ¿Nosotros? —masticaba aún, tragando de a poco con los ojos clavados en él, la idea le seducía, sí, pero su nuevo y nada planeado instinto materno con Moka punzaba cómo un pequeño cristal encajandose— ... Mmh, no suena mal, siempre y cuando no estemos jodiendo la punta de un iceberg, no sabemos en realidad cuántas cabezas hay detrás de estos ladrones de baja monta ¿qué sugieres? Deberíamos dar un recorrido por el área antes de actuar.

No me agrada que roben aquí, es nuestro barrio. —Dijo mientras dejaba el cigarro de lado. Andissiel pinchó un brocolí, y se lo extendió para que probase un poco si quería— Como sigan así la pasma se meterá, y esto no va a ser bueno para nadie. Creo que deberíamos detenerlos ¿Qué me dices?

— ¿Mmh?... —estaba leyendo, pero lo escuchó y apenas terminó asintió con un aire de resignación al dejar el móvil por un costado sobre el sofá, levantándose para ir hacia él a la cocina a pasos aperezados— Pues parece que ya pasaron a más, dicen hirieron con arma a un chófer de un colectivo, está grave. —le husmea por un costado, tiene hambre en verdad— Parece que son del distrito del norte, será una temporada caótica mientras tanto. Menos mal la van no llama la atención, sería el colmo que nos roben.

¿Hay alguna novedad? —Dijo Andissiel, en lo que desde la cocina preparaba las viandas para los tres. Era nada más que carne con verduras y mucha salsa, mucha. Jackson Remirez, conocido a secas como Jaco jugaba con Moka, en lo que el perro dormitaba en una esquina, cansado ya del día largo que habían tenido— Oí que hay unos bandoleros que andan metiendo pecho en la ruta, andan robando camiones como piratas.