gritando "Mochila" repetidas veces, como cualquier niño emocionado.

— Ya, ya... A eso vamos. —echó a Andar junto con ellos, dejando a Moka con Andi ahora— ¿Sabes cómo van los trámites de los documentos de identidad? Necesito entregar papeleo en un mes antes de que comiencen las clases. Le dije a la directora que abandonamos Rusia hace no mucho, así que me dio una prórroga para entregar papeles y poder inscribirla. Es necesario que Moka aprenda ahora a decirme "Mamá" se la pasa diciéndome "Kaalenka" y la directora notó eso, que jodido.—dijo con un poco de indignación, se había sujetado ya de la mano de Andi, buscar sujetarse de él le era necesario. Hacía calor y tenía hambre, esperaba que Jaco tuviera algo listo para la comida ya en casa, su nuevo hogar donde todos eran al fin una familia.

— Si café fuera con... conmi-go nad-ie me molestaría. —refutó Moka con su habla ya más fluido, pero aún con ciertas trabas.

Kaalia medio rió tan sólo, y fue ahí que se encontró con Andi al fin. Ya veía venir el encuentro, era después de todo la esquina de la serpiente, como ya le llamaba a modo de broma. Moka se vio interceptada por café con leche, calmo ya gracias a Andi, y vaya, que iba madurando incluso el perro también.

— Hola... —dijo tras el beso que bien respondió, estaba agotada, había recorrido no una, varias escuelas a la redonda, desde las de gobierno hasta las privadas más económicas. Al final la de gobierno era la elegida— Dímelo a mi, te creo... son demasiados gastos, demasiados trámites y requisitos... ¿puedes creer que en una escuela te cobran incluso por la decoración de días festivos? Es ridículo. —terminó en una exhalación, masajeándose la sien— Vamos a casa, veamos la mochila. —sonrió de costado, Moka comenzó a saltar y colgarse del brazo de Andi gritando "Mo

ambas a pocos metros y salió a recibirles. Café con Leche estaba a su lado, mirando todo y con la correa amarrada al antebrazo del hombre, el perro sabía que no podía precipitarse contra su mejor amiga humana sin que Andi jalase de la soga, así que se movió calmado contra ella—.

¿Y? ¿Cómo ha ido? Ya le he comprado la mochila y toda la tontería, por un carajo, que esas mierdas están cada vez más caras. Pero ya he hablado con el vendedor, me prometió que era de buena calidad y demás...—Se acercó a la mujer para darle un pequeño beso en los labios, mientras que con la otra mano le acariciaba la cabeza a Moka—.

—Algunas mañas de Andissiel jamás se iban, una de ella era su tendencia a estar en la esquina, lugar que por mucho tiempo era su hogar. La esquina te permitía vigilar la calle, pispear si había policías o rivales. Andissiel era definitivamente un chico de esquinas, y cada vez que Kaalia salía con o sin Moka, él aprovechaba su tiempo libre ajeno al trabajo para pasar un tiempo ahí. No levantaba necesariamente sospechas, pues no llevaba armas ni drogas encima, hace tiempo que no se drogaba (no como antes, al menos) así que ya hasta los vecinos se acostumbraron a él. Aunque no podían vivir en una buena zona, por lo menos el malandraje ahí no abundaba, quizás porque sus residentes, en la mayoría refugiados e inmigrantes como ellos tenían las cosas claras. Eran cuatro viviendo en el piso, y aún así el dinero no les sobraba. Jac hacía sus cosas como mecánico, pero les valía como un musculo más en caso de que existiesen problemas. Eran un familia ya, un poco extraña pero real. Andi vio a...