Justo trae con el su botiquín, aunque pocos saben que es el perro guardian de la hija del jefe, la mayoría de mete con él solo por joder y eso hicieron con la misión de hoy. Un vano pretexto para ocuparlo. —Esa misión es de rango dos, investigarse quien fue el idiota que te mando a ese suicidio. Mathias prefiere tenerte lista bajo su yugo antes de mandarte al aserradero así que dudo haya sido él, tampoco se encuentra aquí fue a una visita con Mr. Dahmer a otra ciudad. — le reviso los golpes, si se pondrían peores pero el que más le preocupaba era el de la boca, la carne se podría desprender si no se le sutura bien. —Easy peasy... — él no tenía más que un par de rasguños en el traje pero fuera de eso nadie había podido asestarle un golpe.

Relamió sus labios con un atisbo de vergüenza implícita, le era humillante el mostrarse herida y maltrecha, porque aunque era algo "habitual" entre todos ellos, también era un signo de debilidad y falta de eficacia— Escoltar a un político, las cosas se salieron de control y termino en un ataque, no era algo que estuviese previsto. —presionó los labios, dejando que tocase su mejilla— Uno de los escoltas personales del sujeto lo traicionó, así que todo salió mal... ¿Y a ti? ¿Cómo te fue? —indagó con la mirada, buscándole alguna herida sin hallar nada.

Si lo estaba pero la cumplió lo más pronto posible, para su desgracia no logro llegar a tiempo y es que desde que el jefe la puso bajo su "tutela" era algo así como su guardaespaldas, trataba de evitar en lo posible que abusada de ella más que por ser novata por ser la hija de Dahmer. —Pero estoy de regreso babe .. mira nada más, esos bastardos ni saben curarte — cerró la puerta adentrándose hasta sentarse a su lado. —¿Que te toco el día de hoy?— le sonrió con ternura mientras le acaricia la mejilla moreteada.

Decir que esperaba la llegada de Ronan, sería mentira. Se extrañó en demasía, y ni que decir del respingo que pegó por esa entrada tan espontánea. Estaba por meterse a la cama, adolorida, con el rostro hinchado y sin ganas de moverse más.—... ¿Ronan? —preguntó lo evidente, carraspeó y frunció las cejas— ¿No estabas en una misión? Creí que volverías hasta mañana. C-Cierra la puerta, no quiero que me vean así...

-Patea la puerta haciendo su típica entrada dramática. - Me estás invocando ?(?

Aquél día su vida estuvo en juego, por más de un momento sintió que no volvería nunca más, y casi estuvo por ceder a ese destino ¿qué más daba ya? Pero no le fue permitido...
Ni siquiera ella podría elegir la muerte si eso no beneficiaba a su nación.
Era cruel, pero justo. Porque tal y como su mentor lo decía: Fue ella quien eligió.

El frío de su habitación era la única compañía, eso y los sueños que alguna vez tuvo rompiéndose, ya no lloraba porque víctima no era, habría que ser hipócrita para llorar con lo elegido... Al menos hoy, ya no lloraba.

> Memorias de Rusia.