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xKaalia · 31-35, F
Se acomodó, hallaba confort y calorcillo dulzón, de ese que le nutre el pecho y amaina el corazón al estar tan cerca suyo. Entonces rió muy por encima, recordando tirones de escenas en la que sí, tal y como él decía, no aguantaba la actividad física como ahora, incluso ladeó un poco el rostro y achicó los ojos— Siquiera aguantabas subir más de tres pisos en escalera. —exageró un poco, le daba gracia. Movió un poco las piernas, ello para liberar la tensión de sus pantorrillas adoloridas— Mmmh... No lo sé, no es muy casanova que digamos ¿O sí? ¿Ha tenido alguna chica antes? —miró a Jaco, estaba aún con Moka que daba vueltas con la brújula, no entendía como leerla y Jaco sólo estaba ahí, tratando de hacerle entender. Kaalia rió cuando lo vio tropezar un poco al ir tras la niña y el perro que corría junto a ella.— Quizá sea mejor así, ya tenemos niñera para Moka. —bromeó.
Andissiel · 26-30, M
—Dado su tamaño era más cómodo, dobló con ambos brazos para rodear su cintura mientras vigilaba a la distancia. Le faltaba un cigarrito, necesitaba un poco de licor, pero al final, lo mejor es que tenía la mayor de sus necesidades en sus brazos, a Kaalia— Por fortuna ya ando más fuerte, antes no podía caminar ni media hora sin morirme. —Dado su tabaquismo, y también su falta de tiempo ajeno a los vicios. Miraba a la distancia a Jaco, quién estaba muy experimentado en el trabajo de campo, especialmente en Estados Unidos. Andi pensó en ese momento cuanto quería a su amigo, pese a haber estado sin rumbo como ellos, ambos solían olvidado del pobre ex-marine. Suspiró cerca de la rusa, y le confesó– ¿No crees que a Jaco le vendría bien una chica?
xKaalia · 31-35, F
De buena gana se pasó delante de él y sin previo aviso se recostó encima suyo cuál infante, sentándose de costado sobre sus piernas para así, apoyar el rostro en el pecho de Andi— Я тебя люблюn. —le dijo con toda la naturalidad y profundidad que merece tal afecto, en un suspiro incluso. Estaba ligeramente agotada, con las pantorrillas adormiladas, había sido ya una muy larga caminata cuesta arriba, mas no podía quejarse, su "huída" del mundo les hacía caer en sitios como ese, alejados de la ciudad y con nada más que sus piernas y manos para valerse, habían acordado un paseo por el bosque, al menos una distracción entre viaje y viaje. Más adelante estaban Moka, Café y Jaco, este último enseñándole a Moka a leer y orientar los puntos cardinales en una brújula.
Andissiel · 26-30, M
девочка. (L) —Alza sus manos para pellizcarle las mejillas—
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